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Tres

Por: Milcíades Ortíz Jr. | Catedrático

Confieso que he estado tres días de mi vida en ¡la cárcel! Tenía dieciocho años y meses y el alma llena de soberanía. Quería ver flamear mi bandera panameña en la Zona del Canal. Motivado por las acciones de Carlos Arellano Lennox y otros jóvenes patriotas (en el año cincuenta y nueve), participé en una siembra de banderas que pocos recuerdan ahora.

Algunos detalles están borrosos en mi mente luego de más de cuarenta y cuatro años de ocurrido ese suceso.

Centenares de jóvenes patriotas nos manifestamos en la antigua avenida 4 de Julio para poner la hermosa bandera panameña en territorio bajo jurisdicción norteamericana.

Si mal no recuerdo, yo clavé dieciocho banderitas en la loma que iba hacia el ya desaparecido hotel Tívoli.

En un momento la acción se hizo repetitiva. Algunos jóvenes y yo metíamos las banderitas en la tierras. Entonces venían los bomberos gringos y con chorros de agua las arrancaban.

Eso nos llenaba de rabia y echaba más combustible a nuestros corazones nacionalistas.

Para vengar el ultraje las banderitas les lanzábamos piedras a esos bomberos yankis.

Confieso que algunos bomberos rubios eran flojos o muy precavidos. Incluso llegaron a tirar la manguera al suelo al recibir las piedras.

¡Y volvíamos a poner las banderitas en el mojado suelo!

Llego al lugar un oficial de la Policía llamado "Perro" Hurtado. Nos pidió que nos sentáramos en un muro para evitar ser agredidos.

Ingenuamente le hicimos caso. Apareció un pick up policíaco y el "Perro" traicioneramente ordenó nuestro arresto.

Fue algo traumático esos tres días en una celda de jóvenes patriotas.

Al final, los familiares movieron influencias para sacarme, ya que no había cometido ningún delito. No quedó rastro en mi historial policivo, que por cierto está limpio.

Aprendí dos cosas: no hacerle caso a las palabras de un militar y que la cárcel no era para mí.

(No me considero un héroe de las luchas soberanas en la Zona del Canal!)



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