Al menos 139 personas murieron y otras 465 resultaron heridas en atentados cometidos casi simultánemante en una mezquita chiíta de Bagdad y en la ciudad santa chiíta de Kerbala (centro), el día en que millones de miembros de esa comunidad conmemoran el martirio del imán Hussein.
Se trata del día más sangriento en Irak desde el 1 de mayo de 2003, cuando se anunció el fin de las principales hostilidades en ese país, al tener lugar en una fecha señalada para los chiítas, mayoritarios en Irak.
El general estadounidense Mark Kimmitt, subdirector de las operaciones militares en Irak, designó al jordano Abu Musab al Zarqaui, del que se supone está relacionado con la organización terrorista Al Qaida, como uno de los principales sospechosos, mientras eran numerosos los chiítas que acusaban en Bagdad a los sunitas fundamentalistas extranjeros de ser los instigadores.
En Kerbala, 85 personas murieron y 240 fueron heridas en nueve atentados que ocurrieron casi a la vez, según el balance anunciado por el magistrado instructor, Ahmed al Hillali.
"Tenemos 85 muertos y 240 heridos", afirmó, agregando que estas cifras provenían de fuentes policiales y de los hospitales.
Este balance fue confirmado por un responsable de la policía de la ciudad, el comandante Shasb Yaburi.
Horas después de las explosiones, un periodista de la AFP vio unos 50 cadáveres apilados en el hospital y en sus cercanías donde se habían congregado más de un millón de fieles.