EDITORIAL
Amarga Despedida
Ayer, en cumplimiento del
mandato constitucional el Presidente Pérez Balladares concurrió
a la inauguración de la quinta legislatura de la Asamblea Nacional
y presentó su mensaje anual sobre el estado de la Nación,
en el cual relievó los aspectos sensitivos de su gestión de
mando, haciendo hincapié en los esfuerzos reformadores del Estado
panameño en el derrotero de modernización y acomodo a las
exigencias del siglo veintiuno.
El testimonio presidencial reconoce que quedaron múltiples aspectos
del pálpito contidiano sin atender ni resolver, por lo cual solicita
de los legisladores concluir los trámites de formación de
la ley a proyectos de trascendencia nacional, como la organicidad del Transporte
y la ley de la Corte Suprema de Justicia que la ampliará en dos nuevas
Salas: de Garantías Constitucionales y Casación Laboral; de
igual manera señala la Comisión de Valores, la Autoridad de
Aviación Civil y la asignación de la Gaceta Oficial y los
Archivos Nacionales al Registro Público.
El regimen que se encamina a su finalización el último
día de agosto próximo debe entregar el mando presidencial
a los triunfadores de los comicios de mayo; evento de innegable trascendencia
que reclama la promesa y práctica de respetar el sufragio y reconocer
sin disimulo, retardo o trastorno, la voluntad popular; tarea que oferta
el mandatario Pérez Balladares cumplir en su plenitud.
El discurso obvió enunerar los logros puntuales y específicos
de la gestión que deja el blandón maculador de no haber disminuído
el desempleo laboral, y sí encarecido el cotidiano "pan llevar"
de los panameños con medidas económicas de contrapunto, que
destruyeron actividades productivas del sector primario y redujeron drásticamente
las labores industriales, bonificando los quehaceres de servicios mercantiles,
comerciales y de turismo.
La deuda externa panameña en el periódo perredista que
concluye se incrementó en mil novecientos noventa y seis millones,
ocasionado que el pago de su cumplimiento reclame un tercio de los ingresos
directos del Estado; perspectiva censurable que castigará el juicio
histórico del mandato 94-99, que descuidó duramente los servicios
públicos de salud y educación, desprogiendo al humilde carente
de recursos y fortuna.
El Presidente Balladares manifiesta tranquilidad al juicio de la posteridad,
olvidando que desmanteló derechos obreros; acabó reconocimientos
magisteriales; desconoció la autonomía universitaria; encarceló
protestatarios trabajadores; explulsó estudiantes; privatizó
entidades básicas del vivir panameño encareciendo tarifas
y prestaciones; y, en síntesis, gobernó con criterios y estilos
elitescos, rodeado de un estrecho y reducido círculo de favoritos
y protegidos, que impulsaron su ego a pretender la reelección inmediata;
aspectos que el pueblo panameño no olvida... y sí castiga.


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