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El piropo es, en principio, un mensaje lingüístico que tiene como finalidad esencial despertar una reacción concreta en el destinatario. En buena parte de los casos, el hombre abre el proceso; pero en muchas situaciones la mujer o comienza el mensaje o responde coherentemente a lo planteado por el hombre:
-¡Adiós, Ricura!
-¿Qué le pasa, mechudo?
Esa ingeniosa respuesta se la dio una decidida muchacha a un sujeto que no tenía un solo cabello en la cabeza...
... Emilia Prieto se interesó en recuperar :
"Si así son las flores,
mi profesión es jardinero."
"Como la luna en el cielo
o la rosa en el vergel
tenés el candor de un lirio
y la gracia de un clavel."
... del hombre a la mujer:
-Suegra, vaya con Dios, que yo voy con su hija...
-No le pida más a Dios, porque ya se lo dio todo...
-Si la belleza fuera pecado, usted no tendría perdón de Dios...
Así trata el profesor costarricense Guillermo Barzuna el tema del piropo en su obra titulada "Caserón de teja: Ensayos sobre patrimonio y cultura popular en Costa Rica". ¡Qué interesante es observar cómo la cultura religiosa está tan arraigada en la cultura popular que hasta da como resultado piropos que aluden a Dios! Pero ¿será una teología sana la que resulta de todo eso?
Menos mal que, si bien no se crearon con ese fin, algunos piropos sí se prestan para la reflexión espiritual. Por ejemplo, ¿es posible recibir tanta bendición de Dios, ya sea física, material o espiritual, que no haga falta pedirle más? Tal vez... El salmista David presenta a Dios como quien colma de bienes nuestra vida, y nos rejuvenece como a las águilas, y San Pablo lo describe como quien «puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir. Pero, en definitiva, ¡Dios sí nos concedería el perdón, con tal que se lo pidiéramos, si la belleza con que nos haya creado fuera tan deslumbrante que se juzgara pecado!