Se conocen muy pocos ejemplos, pero así los hay de que un pueblo entero o una comunidad quede en cenizas o destruida en su totalidad. Esto ocurrió en Akua Yala, un sector habitado por indígenas del sector de Bayano, en el distrito de Chepo.
Los casos conocidos por la historia se remontan a los pasajes bíblicos de Sodoma y Gomorra. Aquí hubo juicio de Dios, pero lo ocurrido a esta humilde población ¿se podría considerar un mensaje? Es muy probable que, aunque parezca un accidente, es evidente que el hecho impactó a todos y, peor aún, sacó a flote las grandes carencias de esta población que vive únicamente de lo que le brinda la naturaleza.
Debajo de las cenizas quedaron las esperanzas de chiquillos, madres y padres que lo perdieron todo. Ahora tendrán que empezar de nuevo, pero esta vez tendrán que considerar los riesgos para que la historia no se repita.
Los 60 damnificados esperan ayuda. Ellos no tienen de dónde sacar para levantar nuevamente sus moradas y regalarles un techo a sus infantes, pero confían en que las autoridades aparezcan para brindarles apoyo, tal como ya lo ha hecho el Ministerio de Vivienda y el gobierno local.
Los panameños debemos solidarizarnos con los que no tienen nada. Lamentablemente conocemos de su existencia cuando hay tragedia como las que castigó a Akua Yala, donde habitan hermanos que esperan de la mano amiga.