Un cuantioso contrabando de cocaína destinado a España, que se realizó a través de una linea aérea privada sin ser detectado por los controles del Aeropuerto Internacional de Ezeiza, había colocado en delicada posición a la Fuerza Aérea Argentina, encargada de la seguridad en la terminal.
El presidente Néstor Kirchner dispuso la intervención de la Policía Aeronáutica Nacional (PAN), que depende de la Fuerza Aérea, y colocó a su frente a un civil.
El desencadenante del escándalo fue la aparición, en septiembre del año pasado, de cuatro valijas que llegaron al aeropuerto de Barajas, en Madrid, a bordo de un avión de la empresa privada Southern Winds, de capital argentino.
Las valijas no fueron retiradas, hasta que las autoridades españolas comprobaron que contenían 60 kilos de cocaína.