Lunes 15 de febrero de 1999

 








 

 


EDITORIAL
Violencia y muerte en El Carnaval del Milenio

Las prédicas voceadas por las autoridades publicas, reforzadas por las asociaciones civiles de protección de desastres, más las recomendaciones de los religiosos y la repetitiva mensajería de los medios de comunicación masiva raclamando prudencia en el manejo vehicular, ponderación en los divertimentos y cortesia en el trato y las relaciones interpersonales, han resultado vanos esfuerzos cuando los registros de las urgencias hospitalarias y la Policía Nacional muestran crecientes número de víctimas; innumerables accidentes, multiples riñas y conflictos violentistas entre los parroquianos.

Las celebraciones populares deben rubricar el mejor sentido de vecindad,la hermandad entre los ciudadanos al permitir que en ellas se materialice la creatividad del mejor ingenio humano, expresando sentires, aspiraciones y reconocimientos; sin embargo, la torcedura que hoy ofertan las carnestolendas, rebaja esos quehaceres populares, y los traduce en espectáculos desabridos; carentes de elevación, que por lo contrario degradan y reducen las estimas y respetos sociales.

Las tradiciones que hicieron de esas fiestas momentos de relumbre y orgullo han sido aplastadas ahora por prácticas rebajadoras, donde el disfraz señero, de elegancia manifiesta, es sustituido por embadurnados "diablos" y parrampanes que acosan al transeúnte para exigirle unas monedas, mientras danzan en desarmonía, sin prestancia, agitando palos y vejigas sucias; tampoco resalta el día del traje nacional que antaño mostraba la belleza y esplendor de la pollera en lo defiles que presidio la recordada Trona Lefevre, mostrando la exquisita joyeria que aconpaña a la empollerada.

Los sones sincopados, de raíces caribeñas, dominan el ámbito carnavalero y las expresiones corporales de insinuación sexual y gesticulación grosera resultan materia de interés fílmico en medios televisivo, donde el interrogatorio de doble sentido domina la información, contibuyendo al desgreño de la fiesta de Momo.

Sin embargo, justo es reconocer los esfuerzos renovados de las autoridades públicas, junto a las asociaciones cívicas, para reducir los efectos nocivos del carnaval en degradación; de no existir estos controles y contenciones los indicadores de violencia y muerte serian senciblemente mayores.

En Panamá, ante el desgreño y deterioro que sufre la vida cotidiana, donde valores trascendente son apartado por el triunfal dominio de la procacidad, el " "juega vivo ", el aprovechamiento indevido y las prácticas de irresponsabilidad personal, se impone renovar la sensitiva campaña que durante la dictadura impulsarón los clubes cívicos y los medios de comunicación, realzando su importancia imprescriptible.


 

 

 



 

AYER GRAFICO
El toldo "Las Mariposas", una grata reminiscencia de los carnavales de ayer


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, empaño la imagen del carnaval


OPINIONES




 

 

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