A ORILLAS DEL RIO LA VILLA
Anacleto, Marcelino, se fueron los carnavales (II)

Santos Herrera

Pasada la generación carnestolenda de los Lencho Delgado, Federico Rodríguez, Sergio Pérez, Juancho Delgado, Anacleto Flores, Olegario Corro, Vilo Delgado y otros, llegó un puñado de jóvenes fiesteros, impulsadores de las fiestas del carnaval. Los hermanos Corro (Quille, Berto, Chito), Blas y Mingo López, Chello Collado, Marcelo González, Luis Del Monte, Nacho Castillo, Pova Samaniego, Toño Ríos y muchos más, establecieron la modalidad de llenar varios tanques de doce latas cada uno, arriba de un camión y visitaban eufóricos a sus familiares, amigos o novias en sus residencias, que al escuchar la algarabía de los mojadores se encerraban en las alcobas o servicios, con la finalidad de no ser empapadas con una agua tan fría, que llegaba hasta los huesos. Tales intentos de las jovencitas, siempre resultaron infructuosos, pues los parranderos eran tan incisivos y perseverantes, en su tarea de mojar, que llenaban la casa de alboroto y algunos hasta llegaban a golosear la comida que se cocinaba en el fogón. Ante tanta insistencia de los visitantes, la muchacha cedía y cuando salía de su escondite, recibiría agua a montón de muchas manos que se levantaban con latas, baldes, tambuchos llenos del líquido que en ocasiones contenía el olor de un fino perfume. Totalmente ensopada, la joven se incorporaba al grupo y la misma escena se repetía en otros hogares, hasta morir la tarde.

Como todas las cosas, la celebración de los carnavales en Monagrillo ha cambiado. Sin embargo, el espíritu de rey Momo no se ha perdido. Todos los años se escuchan los tambores y las cantalantes alegrando las fiestas carnestolendas, y consideramos que mientras exista una Carmen Edith Tello, Coralia Bedoya, Regina Saavedra, Bienvenida Valderrama, Luz Eneida Saucedo, Elydín Tello de Batista, cantando tamborito y el esposo de esta última, Perry y sus menores hijos Jonathan y Edgar, tocando el repicador y pujador, más el entusiasmo de Miguelito Tello, quien se encarga de la organización, siempre habrá carnavales en Monagrillo.

Lamentablemente, es muy notable la diferencia de aquellos carnavales de antaño con los de hoy. En hogaño, se perdido la práctica de la caballerosidad y respeto, cayéndose en la más barda chabacanería que colinda con la vulgaridad. En la actualidad nuestros carnavales consisten en una multitudinaria concentración, donde una gran cantidad de jóvenes saltan y gritan al ritmo de una estridente música y roseados de manera permanente por tercas mangueras, que como la serpiente del Paraíso, incita provocadoramente, a la consumación de un amplio abanico de pecados. Durante estos carnavales no se observa elegancia y mucho menos consideración del acompañante, pues, el licor y otros vicios, obnubilan el sentido común.

 

 

 

 

 

 


 

AYER GRAFICO
El toldo "Las Mariposas", una grata reminiscencia de los carnavales de ayer


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, empaño la imagen del carnaval


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