El tema obligado en estos días es, sin duda, el aborto... y por esta razón voy a sacar de contexto algunas consideraciones que sobre este tema escribí un 4 de septiembre de 1994, ocasión cuando señalaba que “...muchas mujeres, de todas las capas sociales, lo practican (...) pero, ¿se conoce realmente, a fondo, la razón o los verdaderos motivos que casi obligan a algunas parejas a tomar esa decisión?..” La población, en un porcentaje no determinado pero cuantitativamente significativo, está de acuerdo con el aborto, mientras que otros definitivamente dicen ¡NO! Existen otros muchos que no saben qué opinar sobre el tema, por lo que este columnista considera que esto del aborto no es una cuestión de opinión sino de análisis. Por ello nos preguntamos: ¿Por qué aborta una mujer? ¿Por qué algunas mujeres le niegan el derecho a la vida a esa criatura que se está gestando en sus entrañas? ¿ Por qué hay mujeres que abandonan, Y HASTA ASESINAN, a sus bebés después de nacidos?
Confieso que nadie tiene el derecho de quitarle la vida a otro... ni por el aborto, ni la eutanasia, ni por cualesquier otros medios artificiosamente inducido. Sin embargo, una pareja, puede perfectamente decidir si el feto que recién se está formando, prospera o no, y su decisión no tiene que estar sometida al parecer de nadie.
Consecuentemente, esto del aborto no debe verse sólo desde la óptica de lo moral ni de lo religioso; de hecho, hay quienes sostienen que el aborto, bajo circunstancias muy especiales, en vez de verse como “un crimen”, es más bien “una solución”, y de allí que mi tesis es que el aborto, a nivel de parejas constituidas, antes de ser calificado como un delito, que el tema sea tratado como una solución para la mayoría de las parejas que alguna vez lo hayan practicado, o lo piensan practicar, sin que esta afirmación llegue a significar (y que no se interprete) que yo avale, hasta el punto de apoyar, que se legalice, el aborto.
¡Ae Revoir!