Muchos panameños hacen amistades en forma apresurada. Después no les extrañe que sufran "chascos" que hasta puede afectarlos.
Eso ocurre porque hay confiados e ingenuos en este país, a pesar que algunos se crean los "más bellacos".
Una cosa es un "conocido" y otra un "amigo (a)". La gran diferencia la hace el nivel de profundidad de la relación, y si es cierto que la otra persona es sincera.
He conocido casos de personas que a pocos días de conocer a alguien, ya la consideran "su mejor amigo (a)".
Incluso llegan a hacerles confidencias, a contarles secretos que ni los padres conocen.
He planteado la situación a estudiantes de la Universidad. Algunos alegan que sus padres, especialmente madre "no las comparten", "sólo quieren controlarla", "me regaña por cualquier cosa", etc.
Ante estas respuestas, siempre menciono "cómo no pueden confiar en la persona que los parió" y sí, en otra desconocida.
Un caso que conocí fue el de una joven con problemas, que le contó a su nueva "amiga" que estaba embarazada.
Días después se pelearon por cualquier tontería. Entonces la supuesta "amiga" se dio gusto hablándole a todo el mundo del secreto que le confió la muchacha.
Estoy seguro que ese no será el único caso.
Por eso hay que insistir en que hay amigos y conocidos.
También he conocido casos de amistades profundas, que duran toda una vida. Ambos amigos se apoyan en momentos malos y disfrutan los buenos.
Ellos sienten que pueden confiar en la otra persona. Ese tipo de relación sirve de mucho para la estabilidad emocional de ambos.
Por lo general, la vida es compleja y tiene casi siempre momentos de angustia y dolor. Allí es cuando se conocen realmente los amigos.
¿Cómo diferenciar uno del otro?
Pienso que hay que darle "tiempo al tiempo", como dicen algunos en Boca la Caja.
Los amigos deben conocerse lo suficiente para saber que son confiables, y que realmente la relación es positiva.
En estos tiempos de política hay que tener mucho cuidado a quién considera amigo. No vaya a ser que esa amistad solamente dure el período electoral.
No les extrañe que el "inchipinchi" cuando esté arriba, se olvide de usted...