Saludos amigos y amigas, bienvenidos al inicio de semana, cuando tuvimos un fin de semana con muchas estrellas iluminando el firmamento.
Vamos a los detalles del partido y todo lo que se vivió en medio de un compromiso de alaridos.
ME TENIA LOCO LA CURVA..
Las curvas vuelven loco a cualquiera. A veces son peligrosas y si nos vamos detrás de las curvas, podemos caer en el pecado y en el abismo.
Gónzalo González de Panamá Oeste tuvo una noche poco regular en el Juego de las Estrellas. "Me tenían loco, no fue mi noche, curva y curva, no me tiraron otra cosa", dijo el pelotero a la salida del Estadio Nacional.
LO SONARON Y NO REGRESO..
Uno que no vino por más fue el tercera base veragüense Adolfo Reyna, del equipo Todos Estrellas.
Un lanzamiento en recta de Octavio Espinosa le impactó sobre el muslo izquierdo y se fue del partido sin pena y sin gloria.
EL VIEJO ZORRO..
Alberto Macré ha mostrado mucha astucia como director en la temporada. El sábado por la noche guardó a su estelar Antonio Cuan para cerrar el partido y les tapó el callejón ofensivo al equipo de estrellas.
Fue como un golpe de conejo, por atrás de la oreja, haciendo perder el equilibrio y control al rival. Cuan se paró como los grandes y en tres entradas completas, colgó argollas y dio 6 ponches, para asegurar el triunfo.
EN LA CASA DEL CAMPEON..
El Juego de las Estrellas es todo un acontecimiento, pero debe darse en la casa del campeón.
Es algo así como un premio a la novena que se corona en la pelota juvenil y mayor.
El sábado la concurrencia fue aceptable, pero se hubiera dado mucho más ambiente si se jugará en la casa de los monarcas de la pelota juvenil, en este caso, Chiriquí y el Kenny Serracín. ¡Piensen en eso!
¡Viva el béisbol!