CONSULTORIO MEDICO La Ictericia en los recién nacidos

Dr Hiller
ESTIMADO DR. HILLER: ¿Cuál es la causa de la ictericia en los recién nacidos? ¿Puede servir de ayuda exponerlos a la luz? ¿Necesitan ser tratados todos los bebés que tengan ictericia? ESTIMADO LECTOR: La ictericia se caracteriza por el color amarillo de la piel y de las membranas mucosas. Su nombre significa amarillo en griego. Dicho color se debe a un aumento súbito de los niveles de bilirrubina, una sustancia sanguínea formada a partir de la degradación de la hemoglobina. Durante los primeros días de vida, los niveles de bilirrubina aumentan. El resultado de ello es que los bebés comienzan a tener un color de piel amarillento. Normalmente este fenómeno no causa ninguna molestia y desaparece al cabo de un tiempo por lo que no requiere tratamiento, pero en ocasiones los depósitos de bilirrubina en el cerebro pueden producir daños neurológicos irreversibles. Para prevenir este grave riesgo, conocido técnicamente como ictericia tóxica cerebral, la ictericia en los recién nacidos debe ser tratada si los niveles de bilirrubina son muy altos y si hay otros factores de riesgo añadidos. La terapia de la luz puede hacer que los niveles de bilirrubina bajen puesto que así pueden expandirse más fácilmente por todo el cuerpo. La circulación de la sangre es un proceso en continuo funcionamiento, con nuevas células que constantemente se forman y otras viejas que se destruyen. Al destruirse la hemoglobina, se forma un pigmento biliar llamado bilirrubina. La bilirrubina suele eliminarse por vía hepática siendo excretada por el intestino. Cuando hay más bilirrubina de la que el hígado puede procesar, ésta comienza a acumularse en los tejidos, originando el tono amarillento de la piel y de las membranas mucosas, que se denomina ictericia. En las personas adultas, la ictericia suele ser señal de enfermedades hepáticas, pero en los recién nacidos un breve período de ictericia es completamente normal. El aumento de los niveles de bilirrubina que tiene lugar tras el parto, normalmente alcanza índices de concentración que van desde 4 hasta los 12 miligramos por decilitro (mg/dL) de sangre. El punto más alto de concentración se produce al tercer día de vida. La ictericia, que por lo general no suele ser visible hasta que los niveles de bilirrubina en la sangre no alcancen los 5,g/dL, se produce en distinto grado en el 60% de los nacidos normalmente y en el 80% de los nacidos prematuramente. Hay varios factores que contribuyen a que se produzcan tan altos niveles de bilirrubina en la sangre (lo que se conoce técnicamente como hiperbilirrubinemia). Primero, el hígado inmaduro de un recién nacido no es lo suficientemente eficaz como para eliminar totalmente la bilirrubina. Esto es especialmente notorio en los bebés prematuros. Segundo, las células sobrantes de hemoglobina que se necesitan para sustentar el feo y que están presentes en el parto desaparecen rápidamente tras el nacimiento, lo que hace aumentar los niveles de bilirrubina. Finalmente, es probable que el intestino necesite demasiada bilirrubina antes de que ésta sea excretada. Otros factores que pueden contribuir a la hiperbilirrubinemia en los recién nacidos son la incompatibilidad del grupo sanguíneo entre la madre y el niño, ciertas deficiencias de enzimas genéticamente heredadas, magulladuras o hemorragias, infecciones, hipotiroidismo, y una nutrición inadecuada. Hay ciertas circunstancias excepcionales, que la ictericia aparezca en el primer día de vida o que continúe a las dos o tres semanas, o bien que la ictericia vaya acompañada de señales y síntomas de enfermedad. Aunque la mayoría de los casos de ictericia en los recién nacidos no suelen tener consecuencias graves desde el punto de vista médico, la ictericia tóxica cerebral - una concentración elevada de altos niveles de bilirrubina en una zona del cerebro el ganglio bisal - puede provocar parálisis, cambios en la función muscular, ataques e incluso la muerte. Los bebés que sobreviven a ella pueden padecer secuelas en forma de discapacidad muscular, deficiencias mentales y/o pérdidas de oído. Si se han detectado síntomas de ictericia cerebral, es muy posible que los daños cerebrales ya sean irreparables. En épocas pasadas no se tenía noticia de casos de ictericia tóxica cerebral en los Estados Unidos. Aunque es una enfermedad prácticamente desconocida, se ha producido un aumento significativo de las tasas de incidencia en recién nacidos que permanecieron muy poco tiempo en el hospital tras el parto. En la mayoría de los bebés que abandonaron el hospital entre las 24 y 48 horas tras el parto, la ictericia no suele aparecer hasta que el bebé se encuentra ya en un hábitat sin supervisión médica. La ictericia tóxica cerebral puede prevenirse si se reducen los niveles de bilirrubina antes de que se produzca ninguna complicación. Normalmente esto se consigue gracias a la terapia de la luz, también llamada fototerapia. La luz que la piel absorbe, especialmente cierto rayos de luz verde-azulada, estimulan la disolución de la bilirrubina en un compuesto que se excreta con más facilidad por el intestino. La luz se proyecta al bebé por medio de unas lámparas especiales y/o a través de unas mantas de fibra óptica. En el hipotético caso de que la fototerapia no disminuyera los niveles de bilirrubina adecuadamente, es necesario hacer una transfusión de sangre. La renovación de la sangre del bebé contribuya a eliminar el exceso de bilirrubina así como otros componentes sanguíneos que producen la ictericia en determinadas circunstancias. Los bebés que más necesitan una transfusión de sangre son aquellos que padecen enfermedades que elevan el nivel de destrucción de la hemoglobina, como puedan ser las deficiencias en una enzima que alteran los niveles de bilirrubina; o tener la sangre del tipo Rh distinta del tipo de la madre. La incompatibilidad del tipo sanguíneo está asociada con un 5% de riesgo de complicaciones graves y con un 2 ó 3% de posible fallecimiento. Las medidas necesarias para tratar una ictericia neonatal deben ser tomadas teniendo en cuenta el grado de aumento del nivel de bilirrubina, las horas de vida del bebé, los meses de gestación, y otros factores médicos. Las guías médicas de la Academia Americana de Pediatría recomiendan que los bebés de 3 días que no hayan nacido prematuramente no deben ser tratados contra la ictericia a menos que los niveles de bilirrubina sean de 17mg/dL. Por el contrario, el tratamiento debe iniciarse cuanto antes en casos de bebés que hayan nacido prematuramente, o cuando se den otros factores de riesgo adicionales. La ictericia primero aparece en la cara y luego se extiende por todo el cuerpo. Los intentos de relacionar la extensión y la propagación de la ictericia con niveles específicos de bilirrubina en la sangre, no han dado resultado. En un estudio dirigido por la doctora Virginia Moyer del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en Houston, las enfermeras y los médicos intentaron calcular los niveles de bilirrubina en 122 recién nacidos basándose en los signos externos de la ictericia. Los niveles de bilirrubina estimados mediante dicha observación variaban enormemente unos de otros. La única observación fiable y aprovechable en las decisiones médicas fue que casi todos los bebés cuya ictericia no sobrepasaba la línea de sus pezones hacia abajo tenían niveles de bilirrubina inferiores a 12mg/dL. El artículo de la doctora Moyer se publicó en el número de abril del 2000 de la revista especializada Archives of Pediatric and Adolescent Medicine. Algunos investigadores han descubierto que la medición inmediata de los niveles de bilirrubina -en el primer día de vida- sirve de gran ayuda para predecir qué bebés pueden necesitar tratamiento. Una investigación llevada a cabo sobre 498 recién nacidos reveló que sólo el 2 por ciento de 292 bebés que mostraban muy pronto niveles de bilirrubina por debajo de los 6mg/dL desarrollaron una hiperbilirrubinemia de cierta importancia, aunque ninguno de ellos necesitó tratamiento. Sin embargo el 26 por ciento de los bebés que tenía la bilirrubina por encima de los 6mg/dL desarrollaron hiperbilirrubinemia y un 7 por ciento necesitó ser tratado mediante fototerapia. Las conclusiones de esta investigación, dirigida por el médico turco Faruk Alpay, aparecieron en el número de agosto del 2000 de la edición electrónica de la revista especializada Pediatrics. Este estudio puede ser consultado en Internet en: http://www.pediatrics.org. La salida apresurada de un recién nacido del hospital aumenta la probabilidad de que no se le detecte ictericia en un primer momento. La Academia Americana de Pediatría recomienda que un plazo razonable de dos a tres días de estancia en el hospital para garantizar un estado de salud óptimo del neonato. Los bebés que tengan un porcentaje elevado de posibilidades de desarrollar una hiperbilirrubinemia y sus posteriores complicaciones deben ser examinadas a las 48 horas de haber abandonado el hospital. 2001 United Feature Syndicate. 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Si se han detectado síntomas de ictericia cerebral, es muy posible que los daños cerebrales ya sean irreparables.
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