Cultive buenas relaciones humanas y será feliz

Romulo Emiliani
Monseñor
Si usted quiere ser feliz, debe cultivar relaciones interpersonales buenas y profundas con la gente; si usted desea ser cada día mejor como persona, mantenga buenas relaciones con los demás. Hay cuatro aspectos o barreras que pueden impedirle a usted el encuentro con los demás y por lo tanto, convertirlo en un ser infeliz: 1-Los Prejuicios: Son en definitiva una terrible barrera que nos impide comunicarnos con los demás. "Cuando creemos que solamente debemos relacionarnos con algunas personas, cuando decimos que solamente algunos merecen nuestra amistad, cuando perdemos esta universalidad que Dios nos ha dado, en cuanto que nuestra vida, nuestro corazón, nuestro ser debe y está abierto de hecho para todo ser humano, estamos impidiendo que nuestras relaciones interpersonales sean profundas. ¡Cuidado con los prejuicios por diferencias en cuanto a raza, religión, credo político, o sencillamente porque las personas no piensan como nosotros! Sea universal. Todo ser humano tiene algo bueno y grande que dar por el simple hecho de ser un ser humano. 2-Los Complejos: El complejo de inferioridad, el sentirse que usted no puede dar nada a nadie, que los demás son mejores, que ellos sí pueden, pero que usted no. ¡Rompa su complejo! Valórese, quiérase y dígase: "Yo puedo dar mucho a los demás porque soy una persona importante, porque así me hizo Dios. 3-Los Miedos: Sobre todo el miedo al rechazo. ¿Para qué darme, si me van a rechazar? Hoy le decimos: ¡Rompa esos miedos! Láncese, tenga usted la iniciativa. No tenga miedo a nada ni a nadie. Y tampoco imite a nadie, sea usted mismo y sin miedo comuníquese con los demás. 4-La Superficialidad: Una mente vacía, una mente que no ha sido alimentada por la profundidad de la meditación, por la lectura, por la oración, por la reflexión, una alma que no tiene nada que decir mata cualquiera amistad. La superficialidad quema el amor. Ser superficial es convertirse en un ser que pierde grandes oportunidades de relacionarse con los demás porque no sabe qué decir, porque se encuentra vacío por dentro. Cultive sus relaciones interpersonales alimentándose espiritual y mentalmente. Sea una persona que siempre tiene algo que decir. ¡Sea usted una persona profunda... y auténtica. Vencidas estas barreras, para poder lograr una comunicación profunda con los demás, tiene usted que amar a los demás. Ame de verdad y usted logrará tener una verdadera relación interpersonal con los demás. También mejore su relación con usted mismo. Aprenda a estar a solas con su propio ser. Medite, pregúntese las cosas más importantes, dése respuestas. Sea una persona a la cual le encanta meditar y profundizar. ¡Valórese más... quiérase más! Hable con usted mismo; aprenda a quererse a amarse. En la medida que usted se acepte a usted mismo, aceptará a los demás. ¿Sabe usted por qué muchas veces fracasamos en nuestras relaciones interpersonales? Porque no le damos tiempo a las personas. Porque nos olvidamos de que cada persona merece su tiempo y un trato especial. Porque no tratamos a las personas dándole el valor que ellas se merecen. Porque no les hacemos sentir importantes, y a toda persona le gusta sentirse importante, y de hecho cada persona es importante. Tratamos a las personas como si fueran cosas, como si fueran instrumentos. Por eso fracasamos en nuestras relaciones interpersonales. Cuando al ser humano lo codificamos sin darle el valor que se merece como ser humano, vienen los problemas y las tragedias. Si usted quiere triunfar en la vida, trate a cada persona con el mayor respeto, con la importancia que se merece. Sepa además que en cada persona está la presencia del Señor. Y así como usted trate a las personas está tratando al mismo Señor. Sea usted una persona más abierta, más espontánea, más feliz. Comuníquese usted más con la gente. Así usted va a empezar a experimentar una alegría más profunda. Cultive unas relaciones interpersonales más profundas, con Dios usted puede hacerlo, porque ¡Con El somos... invencibles!
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