Un preso murió y seis quedaron heridos en un motín que terminó ayer en la penitenciaria Bangú IV, en Río de Janeiro, y que comenzó antenoche tras un tiroteo entre la guardia carcelaria y pistoleros que intentaron invadir el presidio.
La Secretaría de Seguridad Pública de Río de Janeiro informó ayer de que, tras quince horas de motín, los cerca de mil presos rebelados liberaron a los tres guardias carcelarios que tenían como rehenes y pidieron atención médica para los seis internos heridos.
Un guardia carcelario que recibió un balazo en el pecho, ya fue dado de alta del hospital al que ingresó. En una primera inspección al presidio, la policía encontró, además del cuerpo de uno de los presos, dos fusiles, cinco pistolas y una granada que estaban en poder de los amotinados.
Los rebelados liberaron a sus rehenes luego de negociaciones en las que participaron seis oficiales de la policía y miembros de la comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro. Los presos, que exigieron la presencia de la prensa en la penitenciaria, presentaron una lista de reivindicaciones en la que demandaban un mayor respeto a sus derechos básicos.
El presidio Jonas Lopes de Carvalho, conocido como Bangú IV, forma parte del principal complejo carcelario de Río de Janeiro y en él hay otras cinco unidades, entre ellas una penitenciaría de máxima seguridad y una cárcel femenina.
La rebelión comenzó hacia las 21.00 hora local (23.00 GMT) del sábado, cuando cerca de veinte hombres armados intentaron invadir el presidio desde un basurero ubicado en los fondos. Los pistoleros, que fueron repelidos, portaban cargas de explosivos con las que supuestamente pretendían volar uno de los muros del presidio.
La policía atribuyó el ataque a integrantes de una organización criminal interesada en desviar la atención de la guardia carcelaria para facilitar la fuga de un narcotraficante conocido como Nei Sapo, que está recluido en Bangú III, otra unidad del complejo.
Las dos explosiones que se escucharon dentro de los muros de la prisión en el momento del ataque demuestran que una fuga había sido planeada, según el coordinador de seguridad del complejo carcelario, mayor Daizer Corpas. Una rápida reacción de la policía frustró la fuga en Bangú III y dispersó a los pistoleros que intentaron invadir Bangú IV, pero no impidió que los internos de esta última unidad tomaran el control del presidio.
Según la información oficial, el motín fue liderado por un narcotraficante conocido como Hermes, miembro de la organización que controla el tráfico de drogas en la favela Vigario Geral. |