La principal fuerza guerrillera izquierdista de Colombia denunció que en el club más exclusivo de Bogotá, destruido por la explosión de un potente coche bomba que mató a 33 personas, se reunían líderes políticos y empresariales con voceros de los paramilitares.
Aunque las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) justificaron indirectamente las causas del ataque, el más grave de su tipo que se ha registrado en más de una década en la capital colombiana de casi siete millones de habitantes, no se lo atribuyeron.
Sin embargo, Colombia y Estados Unidos acusaron el sábado a las FARC por el ataque se que cometió contra El Club El Nogal con un vehículo cargado con 200 kilos de explosivos y que se constituyó en un golpe a la clase dirigente política y económica de este país de más de 40 millones de habitantes.
"En el lujoso club se realizaban frecuentemente reuniones de sectores políticos y empresariales con voceros del paramilitarismo", dijeron las FARC a través de la página de Internet www.redresistencia.org.
Los escuadrones paramilitares son ilegales grupos armados acusados de cometer las peores violaciones a los derechos humanos en medio de un conflicto interno de casi cuatro décadas y se dedican a combatir a los rebeldes y a sus colaboradores. Esas organizaciones se financian con aportes de ganaderos, hacendados y empresarios perseguidos por la guerrilla.
Actualmente los grupos paramilitares mantienen contactos de paz con el gobierno del presidente Alvaro Uribe que podrían culminar en un proceso de desmovilización y desarme de los más de 10.000 combatientes con que cuentan. "El actual proceso de legalización de los paramilitares es producto de reuniones realizadas en diferentes locales de lujo del exclusivo sector del norte de Bogotá", agregaron. |