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Recientemente se celebraron las festividades en honor a Don Bosco con la presencia de Monseñor Tarcisio Bertone, de la orden de los salesianos, quien declaró que no había visto una devoción más grande en el mundo que la demostrada en Panamá durante la procesión del santo.
Sus declaraciones reafirman algo de lo que quizás los panameños no somos consciente, y es que si bien Don Bosco nació en Italia, por devoción es panameño.
Las autoridades del Estado deben buscar algún mecanismo para que este guía espiritual de la juventud sea declarado también como panameño, porque no solamente concentra grandes masas, si no que en Panamá está la Segunda Basílica de este conductor de la fe católica.
Nosotros los panameños somos excepcionales porque tenemos nuestras propias santas, como Santa María La Antigua, la "moñona" de Santa Librada de Las Tablas; santos como los de Portobelo, Antón y Atalaya, y no contentos con ello, a San Martín nos los hemos robado, sin dejar de mencionar la fe hacia al Divino Niño Jesús y a la Virgen del Carmen y todas las demás vírgenes y esto se debe a que desde la época de la presencia española, fuimos escogidos como punto de evangelización de América Latina.
Creemos que si los gringos tuvieran un santo lo más seguro es que también se lo quitaríamos, porque los panameños tenemos un don especial, el cual es atraer hacia nosotros las cosas de la espiritualidad.
Por eso, este tema de Don Bosco, debe ser sumado a las muchas cosas que pueden atraer turismo. En las grandes inversiones publicitarias para atraer comerciantes, si nos dedicáramos más a las cosas religiosas y fiestas folclóricas darían un mejor resultado para el país. |