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La expresión aquella de que "lo daña cuando habla" se ajusta a muchos ciudadanos de los alrededores. Con presentación formal, muy modositos y hasta adoptan en algunos lugares actitud humilde, pero cuando se encuentran en confianza sueltan estas palabrotas dignas del depósito de letrinas. Las palabras obscenas forman parte del código de comunicación de muchos ciudadanos que las usan para resolver cualquier conflicto.
Ya no son potestad sólo de hombres quienes las usaban por eso del factor masculino dominante en la sociedad y con las cuales hacían sentir su rudeza. Hoy día se oyen mujeres botando de esos labios brillantes y glamorosos, expresiones de grueso calibre.
Y ya no sólo usan las palabras para expresar un momento de ira, sino que las palabras obscenas se han convertido en un distintivo de su personalidad y las emplean para dejar conocer un episodio alegre de sus vidas. En reuniones, en el hogar, con los vecinos, en el trabajo... no hay sitio exclusivo para decirlas...hasta en la intimidad las emplean.
A veces las dicen con tanta fuerza de entusiasmo que simplemente asombran.
De cada diez palabras pronunciadas, nueve son obscenas. Pero la responsabilidad de la actitud de esos ciudadanos también recaen en sus disque amistades que les permiten mantener una conversación de semejante calibre.
Tal vez con eso que hasta en los medios de comunicación social hay licencia para ellos, pues se escuchan cantidades de emisores transmitiendo canciones tipo reggae que lanzan sin discriminación palabras obscenas. |
