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¡Cuán bello es Capira!

Julio C.Caicedo | Periodista

No porque el distrito de Capira sea el de más extensión territorial de los cinco distritos de Panamá Oeste (977 kilómetros cuadrados). Tampoco porque uno de sus trece corregimientos sea Villa Rosario; sino que tanto sus límites con las costas del Pacífico como los del área montañosa de la cordillera central que incluyen el cerro Trinidad, constituyen un verdadero paraíso tropical de importancia incalculable, sobre todo por sus fuentes hídricas de ríos y quebradas.

Sus trece corregimientos están ubicados en zonas de vida tan especiales, que no hay riesgo para la inversión agrícola en ninguno de esos terrenos. Cualquier proyecto macro para frutas como: guayabas, naranjas, piñas, sandía, papayas o melones es exitoso.

Los capireños, comenzando por sus autoridades, deben tener claro que los permisos para infraestructuras como barriadas y demás deben ser ponderados y revisados con pinzas de relojero, pues la cantidad de afectaciones desastrosas que tienen los distritos vecinales como La Chorrera y Arraiján con la contaminación por aguas negras, basura y demás, pronto los harán invisibles.

A todo aquel ciudadano que haya conocido esas parajes de Juana Teresa de La Coba les recomendamos prepararse psicológicamente, si se les ocurre visitarlos, pues la situación ambiental en La Chorrera está como para sacar pañuelo.

Los pobladores de Capira, 39, 000 mal contados, como que saben que es fundamental asegurar sistemas sostenibles de movilidad, vida y esparcimiento que privilegien el bien colectivo sobre el bien de los empresarios y desarrollistas.

Hoy, Capira, gracias a su baja densidad poblacional (37 personas por kilómetros cuadrado), es un hermoso parque propicio para la interacción más elemental del ser humano, allí se neutraliza la contaminación de las industrias y de los grandes camiones a motor.

Que no quepa la menor duda, este es un vergel con la prevalencia de los que caminamos sobre los motorizados.

Un lugar en donde no se puede vivir encerrado porque todas sus calles, caminos y veredas constituyen una opción válida de esparcimiento.




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