El periodismo deportivo es el arte que resalta la búsqueda del éxito del ser humano a través de la competencia. Por lo tanto, exalta la figura individual o colectiva (equipos), que representa a una región o nación. Claro está que se llega al éxito o al fracaso, pero aún en la derrota hay otro que gana, quien tendrá su propio público.
Si Chemito Moreno gana, el pueblo celebra; si la selección de fútbol pierde, hay tristeza. Es un fenómeno social que en Panamá es muy importante.
Ya sea Grandes Ligas, Liga Española, boxeo internacional, ligas nacionales, Juegos Olímpicos, Mundial de Fútbol, máster de tenis, de golf, hípica, NBA, NFL u otros.
Cristiano Ronaldo, Usain Bolt, Irving Saladino, Pelenchín Caballero o Lionel Messi son muestras de nombres que sonarán en el corazón de muchos ciudadanos. Es empatía y entretenimiento puro.
Es decir que el periodismo deportivo es el responsable de transmitir toda esta esencia y convertirla en material de consumo para el público. Tarea nada fácil.
Somos los profesionales que llevamos a la ciudadanía el dolor, el esfuerzo, la risa y el encanto de un momento para la historia (Medalla de Oro de Saladino en Beijing por ejemplo).
Es un trabajo arduo y sacrificado que exige un alto grado de profesionalismo. Que no somos perfectos, es cierto, pero respeto nos merecemos. A mí que no me miren con menosprecio, porque los periodistas deportivos somos tan capaces de cubrir una elección, como un juicio. Complicado es cubrir un partido de béisbol de 14 episodios y eso lo hacemos a diario por nuestros oyentes, televidentes o lectores.
Estamos capacitados para hablar por horas y transmitir en directo como ninguna otra profesión. Allí no somos mejores ni peores que nadie, sólo somos diferentes y nuestra responsabilidad ante la sociedad es altísima.
No somos los chicos del fin de semana que andan con un micrófono y que juegan al fanático vestido de "rojo". A mí que no me miren así. El periodismo deportivo es una rama muy seria que transmite en una competencia la historia del hombre y el orgullo de un país. No es poca cosa, caro lector. Es bueno recordarlo.