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Me dirán Uds. si una persona tiene que ser siempre agradecida y no buscar mejores oportunidades de trabajo. Creo que el agradecimiento debe ser permanente pero puede seguir su vida. Lo que se critica es que causen algún daño a quien les brindó ayuda y respaldo cuando más lo necesitaban.
 
Milciades A. Ortiz Jr.
Colaborador
La empleada doméstica con voz de disgusto dijo: "Ud. solamente puso ejemplos de desagradecidas empleadas, pero se olvidó que hay muchos otros que no agradecen para nada lo que les dan". De inmediato comenzó a contar casos de personas que no son empleadas domésticas, y que también tuvieron una actitud de falta de agradecimiento hacia quienes las ayudaron. Se refirió al caso de una mujer humilde, sin mayor educación, que se casó con un profesor. Este, buscando que su mujer se igualara a él en educación, le pagó escuelas y universidades particulares para que estudiara. Para que pudiera tener tiempo de estudiar, le puso dos empleadas domésticas. La dama al cabo de unos años logró una licenciatura y... dejó al marido para irse con un doctor. Le señaló al esposo que "necesitaba un marido con un mayor nivel intelectual que él". Esto ha ocurrido también en casos contrarios. Circulan varias historias de jóvenes matrimonios, donde el marido no trabaja porque está estudiando. Quien "agacha el lomo" es la mujer, y lo hace como un sacrificio, pensando que luego el esposo mejorará su salario y ambos su nivel de vida. No es de extrañar que al lograr un título universitario, el marido vea en forma despreciativa a su esposa. La encuentra poca cosa para el flamante "estudiado" y la cambie por una dama con títulos. Conocí el caso de un hombre con títulos universitarios, que cayó en depresión cuando fracasó su matrimonio. Apareció en su vida una activa mujer, que se echó la tarea de sacarlo del abismo de la derrota y el fracaso. "Me mataba trabajando, le tenía la ropa limpia y planchada, lo estimulaba para que consiguiera empleo... y nada", señaló la dama años después. Por supuesto que la dama corría con todos los gastos de la casa, porque el caballero no encontraba (o no quería) trabajo. Pasaron unos años y el profesional salió de su depresión, consiguió un buen puesto... y se "mandó a cambiar" con otra mujer. Esta muestra de mal agradecimiento le causó un fuerte trauma a la dama, quien demoró años para volver a confiar en los hombres. Ni hablar de aquellas personas que cuando están sin empleo, juran que trabajarán con entusiasmo, que "harán cualquier cosa" para cumplir con sus obligaciones, que nunca se arrepentirá el patrón de haberle dado la mano. No les extrañe que cuando pase la urgencia, ese mismo trabajador se vaya a otro puesto porque le pagan un poco más. Deja al antiguo patrón con el sabor amargo de haber ayudado a un mal agradecido. Pero vuelven los casos de domésticas no agradecidas. Conocí la experiencia de una dama que viajó al interior a buscar una empleada. Se trajo una chiquilla que no sabía ni bañarse bien. La llevó al médico para quitarle los parásitos, la alimentó, le enseñó a vertirse, le regaló ropa, la adiestró para que fuera una buena cocinera... En fin, luego de uno o dos años la cholita "medio salvaje" se convirtió en una experta empleada, que cocinaba muy bien y limpiaba la casa de manera adecuada. Entonces... un buen día la doméstica abandonó a su patrona para irse a la casa de enfrente, donde le pagaban veinte balboas más... ¡porque sabía llevar muy bien una casa! Me dirán Uds. si una persona tiene que ser siempre agradecida y no buscar mejores oportunidades de trabajo. Creo que el agradecimiento debe ser permanente pero puede seguir su vida. Lo que se critica es que causen algún daño a quien les brindó ayuda y respaldo cuando más lo necesitaban.
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