EDITORIAL
San Juan Boscoso
Panamá conmemora una fecha muy especial. La muerte de San Juan Bosco, quien falleció un 31 de enero de 1888, en la ciudad de Turín.
Es un buen momento para congregarse y conmemorar la muerte de este hombre, quien fue un vivo ejemplo de lo que quiere Dios de cada creyente, por eso, hoy se espera, como ocurre todos los años, que miles asistan a la basílica Menor de Don Bosco a orar para pedir al Padre, a través de su hijo Jesucristo, que bendiga a Panamá.
El ritual de todos años incluye la procesión que recorre las principales calles del barrio de Calidonia, y antes de que caiga el sol la imagen del santo es introducida a su casa para la misa solemne.
Serán momentos de mucha tensión espiritual y de gozo, durante los cuales el pueblo panameño y la jerarquía especialmente, pedirán al Dios bendito que ilumine esta Patria tan necesitada de un milagro.
Don Bosco trabajó duro y consistentemente con los jóvenes. Los sacó de las calles para que disfrutaran en los "oratorios festivos" de un ambiente diferente y de crecimiento.
¡Cuánto se necesitan de esas obras hoy en Panamá! Los niños y jóvenes están a la deriva cada vez más envueltos en drogas y crímenes diversos. Y no se trata únicamente de la juventud menos favorecida, pues el problema de la drogadicción y la falta de inserción en la sociedad está a todos los niveles.
La vida de este hombre es para admirar, pero no debemos perder de vista que el Maestro de todos es Jesús. Que no nos ocurra como Pedro cuando quitó su mirada de Cristo cuando pedió caminar sobre las aguas. Panamá debe orar, hay que pedir por la paz de todos y, sobre todo, para que el torneo electoral sea plenamente democrático.
PUNTO CRITICO |
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