El día estaba despejado, y soplaba una brisa que refrescaba el ambiente de esa mañana de mayo. Pedro Mansilla, joven campesino chileno, miró el cielo azul, contempló la cordillera nevada y los pinares verdinegros. Hacía poco que un incendio forestal, de esos que dejan devastado un bosque, había quemado muchos de esos hermosos árboles.
De pronto, sin darse cuenta, Pedro tropezó con algo. No era una rama caída, ni un poste quemado ni un yugo de bueyes. Era algo que debiera haberlo dejado muerto.
Ese algo caído era un cable de alta tensión. Pedro recibió una descarga de quince mil voltios que lo lanzó al aire. Increíblemente, no murió. Incluso tuvo ánimo para levantarse, lleno de quemaduras, y caminar varios kilómetros hacia la ciudad de Valdivia, donde recibió asistencia médica.
Recibir una descarga de quince mil voltios y quedar vivo para contar la historia es algo que rara vez ocurre. Será uno en mil que podrá experimentar algo así y sobrevivir. Pedro Mansilla perdió un brazo y un pie en la aventura, pero salvó su vida.
¿Cuántos voltios es capaz de resistir un ser humano? ¿Cuánta electricidad puede aguantar una persona? La respuesta, por supuesto, varía. Depende de la persona. Algunos mueren con una descarga de apenas ciento diez voltios. Otros, como este joven chileno, resisten quince mil.
Pasando de lo físico a lo emocional, podemos preguntarnos: ¿Cuánta tensión nerviosa puede resistir el ser humano? ¿En qué punto de presión mental o emocional sucumbirá una persona? También depende. Hay quienes han muerto con una mínima presión emocional. Otros han podido resistir más. Pero se sabe que tarde o temprano la mucha y continua presión emocional y mental deja a la persona casi muerta.
La tensión emocional es una de las enfermedades más comunes en el mundo occidental. En algunos lugares se le llama "el asesino número uno". Las grandes ansiedades y congojas de la vida ponen a prueba la resistencia del corazón. Muchos han sucumbido ante esa presión.
Pero hay una manera de resistir las altas tensiones de la vida. Hay alguien que nos puede ayudar. Es Jesucristo. Cuando le damos entrada en nuestro corazón, Él nos da paz. Jesucristo dijo: "Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso" (Mateo 11:28). Ese descanso es nuestro. |