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  OPINIÓN

CUARTILLAS
Ignorancia

Por: Milcíades Ortíz | Catedrático

El hombre no quería aceptar mis argumentos para que su mujer tomara pastillas anticonceptivas. Estaba en un pueblito del interior, lleno de pobreza ¡y chiquillos! Había sido adiestrado como promotor de salud comunitaria, Y en esa ocasión tenía que convencer a los varones, para que permitieran a sus mujeres consumir pastillas anticonceptivas que se les darían gratis.

Ya sabíamos que en esas sociedades machistas, las mujeres no podían tomar decisiones tan serias como la de controlar su natalidad.

Mis argumentos eran contundentes. La señora tenía cuatro chiquillos y menos de veinticinco años. Ya se la notaba cansancio por atender tantos niños y daño en su cuerpo.

También utilicé otros argumentos como el económico. Le dije al campesino que "ahora ya los niños no venían con un pedazo de pan bajo el brazo", como señala un antiguo refrán.

Cansado de la negativa, le pregunté por qué no quería que su mujer se cuidara. Entonces recibí una lección de machismo rotunda, que no aparece en libros de Sociología.

"Es que si mi mujer sabe que puede tener relaciones sin quedar preñada, ¿quién me dice que no lo hará con otro hombre?"

Puse cara de asombro. El humilde señor me aclaró: "es que ahora lo más seguro es que la mujer no se atreve a engañarme, porque el hijo le puede salir con la cara del vecino".

Esa tarde fracasé en mi labor de convencimiento.

Cosa parecida ocurría con el uso del preservativo. Como en esa época no existía el SIDA, usar condón para algunos campesinos era señal que se podría tener varias mujeres sin problemas.

Pero otros se negaban porque no sentían que poseían a la mujer. Sea una u otra la razón, los fracasos de la planificación familiar en áreas campesinas panameñas fueron enormes.

Y otro de mis fracasos fue cuando traté de convencer a parejas, que las relaciones físicas no se hacían con violencia y eran muestra de amor.

Una señora no estaba de acuerdo con eso de tener sexo. Al preguntarle la razón mostró moretones. Es que su marido llegaba borracho y le pegaba...

Para ella la relación íntima era igual a golpes. Y eso del "amor" eran meras palabras de "la gente de la ciudad".



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