Abucheado por un puñado de activistas de izquierda, el presidente Luiz Inacio Lula da Silva emprendió la defensa y justificación de su gobierno ante quienes con mayor fervor contribuyeron a su elección como el primer presidente de origen humilde de Brasil.
Lula asistió al Foro Social Mundial acosado por una minoría de militantes de izquierda descontentos con la política económica ortodoxa anti-inflacionaria y control de los gastos públicos seguida por el gobierno.
Durante los 35 minutos que habló ante una multitud de 20.000 personas apretujadas en un gimnasio ocurrieron episodios contrastantes, como silbidos de protesta. "No se asusten... por ese barullo. Mis oídos están acostumbrados", dijo.
La molestia principal de los críticos de Lula se basa en la política económica del gobierno, pues muchos de los que lo eligieron creían que Brasil se encaminaría hacia un cambio.
Para sorpresa de parte de sus electores, el gobierno persistió en la disciplina fiscal y monetaria para controlar la inflación.
El discurso fue varias veces interrumpido por gritos como "Lula, Traidor".
Al Foro Social, han dicho sus organizadores, asisten mas de 100.000 personas de más de 120 países, con debates presentados por unos 6.000 distintos grupos que abarcan desde lucha por derechos indígenas hasta el de los homosexuales, ambientalistas y el trabajo infantil.