El brillante y polémico político inglés, Winston Churchill, definía al estadista como aquel "que piensa en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones." El Dr. Arias Calderón nos distingue al estadista del político, entre otras razones, a que el estadista tiene que estar dispuesto, si fuera necesario, a pagar el más alto precio que ningún otro contribuyente a la sociedad política es decir, tiene que estar dispuesto a sacrificar su propia aspiración a asumir la dirección más alta de dicha sociedad.
Veamos en que se ha equivocado, el Señor Presidente:
1. Violentó el artículo 300 de la Constitución Nacional, en una acción innegablemente proveniente del Ejecutivo, modificando la Ley de Carrera Administrativa quebrantando el sistema de meritos y pensando en las próximas elecciones.
2. Violentó el artículo 201 Constitucional, al suspender el Sistema Penal Acusatorio, dando a Panamá el poco honroso titulo de tener un sistema de justicia punitiva contraria a lo que lee la carta magna, que reza que es "Gratuita, expedita e Ininterrumpida".
3. Violentó el artículo 279 Constitucional, que nos establece que la Contraloría es un organismo estatal independiente, al imponer como Contralora a una ex trabajadora de sus empresas personales.
4. Violentó el artículo 4 Constitucional, que nos dice que Panamá acata las normas de carácter internacional, con su salida "a la fuerza" del Parlacen.
El Dr. Ebrahim Asvat, en reciente Bitácora del Presidente, fue claro: "Su estilo de administración es impulsivo y cuando los efectos no se producen a la velocidad de sus expectativas, nada lo detendrá en eludir la ley o extralimitarse en sus funciones. Martinelli es voluntad y acción. La razón y el Estado de Derecho juegan un papel marginal en la toma de decisiones".
Pareciera que Martinelli quisiera hacer suyas las palabras imborrables de la historia pronunciada por Luis XIV, "L'État, c'est moi", o "el estado soy yo". Ahora sí es hora de un cambio, para darle paso a un estadista.