Un terreno baldío reclamado por su dueño en Loma Linda, de Pedregal, fue el escenario de una batalla entre las familias invasoras y la Policía Nacional, que por orden del corregidor, los desalojó.
Al calor del imperante sol, las bombas lacrimógenas sonaron antes que los precaristas respondieran con piedras, palos y botellas.
El grupo de Control de Multitudes avanzó al interior del terreno, un camión con trabajadores del que dice ser el dueño, llegó hasta las casas de zinc para destrozarlas.
Ignorando las bombas que caían sobre su casa, Leticia Alvarado se aferraba a su hija de 12 años-impactada por lo que pasaba-para que la vivienda que había construido con esfuerzo, no fuera destruida.
Ella y su hija fueron sacadas a la fuerza por varios policías, mientras reclamaban las hojas de zinc, madera, una pequeña cama, entre otras pertenencias que se llevaban en el vehículo.
La propiedad, según el dueño, se utilizará para la construcción de una urbanización que contará con 200 casas.
Lo que las más de 100 familias invasoras reclamaban era la autenticidad de los documentos del que reclama el terreno.
Al final de la jornada, los ánimos nuevamente se caldearon y tras intercambio de palabras entre los residentes y el señor Ricardo Barría, quien dice ser el dueño, éste último sacó un arma de fuego. La Policía, después del reclamo de la comunidad ante el atropello de Barría, decomisó el arma.
Los invasores advirtieron que seguirían edificando sus casas allí hasta que vean el título de propiedad auténtico que acredite a quienes reclaman la tierra, como sus dueños.