Líder indígena advierte riesgo de guerra civil en Ecuador

Agencias
Internacionales
El líder indígena Antonio Vargas, miembro de una junta cívico-militar que estuvo en el poder por unas horas, advirtió ayer sobre el riesgo de una "guerra civil" y dijo que luego de tumbar al presidente Jamil Mahuad se ha abierto sólo un paréntesis en la lucha popular. Vargas es el presidente de la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, que la semana pasada convocó en la capital a más de 5.000 indios que desencadenaron una insurrección cívico-militar que el viernes causó la caída de Mahuad. "El pueblo se va a levantar. Hemos dejado en paréntesis el levantamiento (indígena), hasta evaluar a este gobierno o cualquier gobierno", advirtió en una rueda de prensa. "Si este gobierno se empecina en seguir haciendo lo mismo que hizo (Mahuad) va enfrentar la misma fuerza...El pueblo se va a levantar", señaló en alusión al nuevo gobierno encabezado por Gustavo Noboa, que era el vicepresidente de Mahuad. "Hemos dicho que, de aquí a tres meses, de aquí a seis meses, (sino hay cambios) va a haber problemas, va a haber una gran explosión social y puede haber una guerra civil", advirtió. "Vamos a luchar contra este gobierno y cualquier gobierno que proteja la corrupción", afirmó. "Nuestra lucha es pacífica. En la lucha armada (otros) han fracasado. Han tomado gobiernos, pero han caído. Nosotros, sin lucha armada, hemos estado casi ocho horas en el poder" , respondió, consultado si los indígenas ecuatorianos podían recurrir a la lucha armada como ocurre en Colombia o sucedió en América Central. "Nosotros, como pueblo indígena, vamos a seguir luchando", dijo Vargas en la rueda de prensa en que explicó pormenores del fugaz paso del movimiento indígena por las esferas del poder al integrar una Junta de Gobierno de Salvación Nacional de breve duración. "Nuestro interés no estaba en gobernar, no estaba en nuestros planes, pero fue la presión del pueblo para formar la Junta de Gobierno. Ante esto los militares honestos, apoyaron este proceso", dijo para explicar la participación de oficiales militares en esta acción. La junta, integrada por Vargas; el general Carlos Mendoza, máximo jefe de las fuerzas armadas, y Carlos Solórzano, ex presidente de la Corte Suprema, se disolvió tras el abrupto retiro del jefe militar. "Los tres generales de las fuerzas armadas traicionaron a la Patria, traicionaron al pueblo, quebraron su palabra de honor", indicó, en referencia al desconocimiento de los mandos militares a la junta que buscaba reemplazar Mahuad. Dijo que los jefes castrenses habían apoyado en principio la insurrección, lo cual ha sido negado por Mendoza, quien afirmó que la conformación de la Junta fue una "estrategia" para desmovilizar a miles de indígenas que mantenían en su poder los edificios del Congreso, de la Corte Suprema y el Palacio de Gobierno. El presidente ecuatoriano, Gustavo Noboa, ha iniciado su gestión, mientras militares, civiles e indígenas han tejido una maraña de denuncias y desmentidos que hacen más difícil entender el entorno del golpe de Estado que el viernes pasado derrocó la presidente Jamil Mahuad. Los nuevos ministros de Noboa tomaron posesión de sus cargos y juraron defender la Constitución, maltrecha por los últimos acontecimientos, después de la asonada golpista. Los que ya hoy ocuparon sus despachos son los ministros de Salud, Fernando Bustamante; de Educación, Roberto Hanze Salem; de Obras Públicas, José Maquiavelo; y de Turismo y Ambiente, Rocío Vásquez. A los cuatro ministros se suman los de Gobierno, Francisco Huerta; de Bienestar Social, Raúl Patiño, así como el secretario de la Administración Marcelo Santos, quien ya fue ministro en la administración de Sixto Durán-Ballén, y el periodista Fernando Aguayo que ocupará la secretaría de prensa de la Presidencia. Noboa, quien aún analiza nombres de otros colaboradores, eliminó definitivamente el sistema de "súper ministros" establecido por Mahuad y volvió al esquema tradicional. El jefe del Estado confirmó, además, al general Telmo Sandoval como nuevo jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. La transición se da en un momento en que los actores del golpe de Estado, y quienes se habrían opuesto, han intentado aclarar o desmentir múltiples acusaciones que van desde la traición hasta la confabulación. El ex jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas Carlos Mendoza denunció que el ex ministro de Relaciones Exteriores Benjamín Ortíz propuso dar un autogolpe de Estado, con el respaldo del ex ministro de Defensa José Gallardo. "El señor ministro de Relaciones Exteriores habló de que era necesario asumir un poder dictatorial y que era la única forma como el presidente (Mahuad) podía conducir prácticamente el Estado", dijo Mendoza. El general, que es acusado de traición por los indígenas, conformó la noche del viernes anterior una Junta de Gobierno, junto a dos civiles, que se diluyó casi inmediatamente y dio paso a la sucesión presidencial. Ortiz rechazó inmediatamente las versiones de Mendoza y recordó que precisamente quien hoy lo acusa de golpista, "le pidió la renuncia a Mahuad, le quitó el respaldo, la seguridad, y en la noche integró la Junta tan ineficiente que duró tres horas". "Eso es lo que ha pasado en Ecuador, lo demás son chismes", puntualizó en tono enérgico el ex canciller durante una rueda de prensa convocada poco después de la ofrecida por Mendoza. Casi de forma simultánea, los dirigentes indígenas aseguraron que disponen de una "proclama", que la harán público "en cualquier momento", con la cual los generales jefes de las Fuerzas Armadas pretendían tomar el poder absoluto de este país el pasado viernes. Según el dirigente indígena Salvador Quishpe, los jefes de las Fuerzas Armadas, liderados por el general Mendoza, entregaron ese documento a los líderes indígenas y a los coroneles que el pasado viernes ocuparon el Congreso y el Palacio Presidencial. "Los generales querían dar un Golpe de Estado, y tomar el control absoluto del país" y así lo expresaban en el mencionado documento, aseguró. El ex canciller Ortiz, que había mantenido silencio luego de los acontecimientos, reaccionó y lo hizo con indignación, pues también acusó a los militares de haber planificado con mucha anterioridad el derrocamiento de Mahuad. Ortiz se lamentó de que el golpe de Estado haya descompuesto la imagen internacional del país, pero aseguró que pudo ser peor si se mantenía la junta cívico militar. "Recomponer esto es muy difícil, pero claro, se hubiera dañado hasta el punto del aislamiento total con ese triunvirato del general Mendoza", señaló Ortiz. "Lo que tenemos que recomponer ahora, es mucho", dijo Ortiz al augurar que "ojalá lo logren hacer", las nuevas autoridades. Ortiz también advirtió que la asonada golpista puede afectar la institucionalidad de las fuerzas militares, pues afirmó que durante el golpe de Estado fue evidente su división interna. "Yo confío en que los mandos que ahora estén a cargo de las Fuerzas Armadas establezcan la institucionalidad. Espero e invocó a los militares que recuperen el prestigio que les han convertido en la columna vertebral del país", sostuvo Ortiz.
|