CUARTILLAS
Policía
Milcíades A. Ortiz
El jubilado que vende frutas
en el Correo de Carrasquilla se queja de que ahora todo es política
en Panamá. Me sonrío y le digo: "estamos comenzando,
así que tendrá que acostumbrarse, porque habrá política
en cantidad hasta el dos de mayo".
Otras veces he hablado con él sobre que en Panamá hay
muchos problemas importantes, que no se refieren a la política. Sin
embargo, algunas personas y medios de comunicación pareciera que
solamente creen que lo político interesa al público.
A veces creo que hablar tanto de política es una estrategia
para no preocuparse por solucionar problemas urgentes de Panamá.
También puede convertirse en una esperanza para ingenuos, quienes
se comerán el cuento de los politiqueros que si le dan el voto cambiarán
las cosas en Panamá.
Le he dicho a mucha gente que se preparen para escuchar los cuentos
y disparates más absurdos, ahora que estamos en política.
Ya verá Ud. a gente que nunca le ha importado con las necesidades
del pueblo, darse golpes de pecho y decir en villas y zaguanes que son "el
candidato de los pobres"; que quieren "sacrificarse" para
llegar al poder y ayudar a los necesitados, y otros cuentos.
Muy pocos realmente serán sinceros al decir esto. La mayoría
quiere una legislación, representación de corregimiento, PARLACEM,
presidencias, para hacer plata, tener poder y disfrutar.
Allí tenemos el ejemplo de los actuales legisladores. Solamente
una pequeña minoría (tal vez no pasen de diez), se le ha visto
preocupado por sus circuitos y quienes le dieron el voto.
La mayoría ni siquiera trabajan por los miles de balboas que
se le pagan todos los meses. Algunos no asisten a las reuniones, y otros
están "más mudos que una tapia", y nunca dicen algo
de valor en la Asamblea.
Pero estoy seguro que ahora andarán por allí diciendo
mentiras a diestra y siniestra, como si tuvieran licencia para mentir para
conseguir el voto que los mantenga "en la papa".
En fin de cuentas, la culpa la tienen el pueblo panameño que
no escarmienta. Si los votantes le dieran el voto a gente honesta y sincera
(los hay entre los candidatos, aunque Ud. no lo crea), entonces no llegarían
al poder gente inescrupulosa y sinvergüenza.
Y que no me digan que son engañados por la propaganda. Panamá
es muy chico y todos nos conocemos. Cualquiera puede averiguar cómo
ha sido fulano de tal, antes de lanzarse a un puesto de elección,
y decidir por el mejor candidato.
Yo no creo que se debe votar por partidos, sino por personas, porque
entiendo que en todos los grupos políticos hay gente mala y buena.
Eso de votar por fulano porque es de mi partido, aunque sé que
es un bellaco, no es responsable ni demuestra madurez y amor a la patria.
Llevar a un sinvergüenza al poder, sencillamente porque es de mi partido,
es hacerme cómplice de todas las barrabasadas que haga después.
Así que se debería votar por gente honrada, sin importar
en qué partido está, porque la honradez está por encima
de tal o cual agrupación política.
Lo que sí no tiene nombre es el darle el voto a alguien por
dinero, esperando un puesto, o conseguir influencia en el nuevo gobierno.
Eso es vender la conciencia al mejor postor. Lamentablemente está
ocurriendo en estos momentos, en todos los niveles de edad.
Por ello me dolió que un joven de veinte años me confesara
hace unas semanas que por ocho balboas se inscribió en un partido.
"Tremenda comida me di y me sobró plata", dijo sin ninguna
vergüenza. Con gente así, esta patria está... ¡perdida!
(A otro sólo le dieron dos balboas, aunque parezca mentira).
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