Era una húmeda mañana en Río Alejandro, una localidad ubicada en el corregimiento de Pilón, en la provincia de Colón.
La misión ese día era visitar junto a funcionarios del Proyecto de Seguridad Integral del Ministerio de Gobierno y Justicia, pastores, líderes comunales y de otras organizaciones no gubernamentales a los protagonistas de una cruda realidad que desde hace más de una década afecta no sólo a Río Alejandro o a la provincia de Colón, sino al país entero.
Un joven de menuda figura, acompañado de otro, esperaba en una esquina de una barraca sobre la calle principal del lugar. A simple vista, ambos parecían no superar los 14 años, pero la apariencias engañan, como diría un viejo adagio popular.
"¡Buenos días, muchachos!", es la frase adecuada para romper el hielo. Después de las debidas presentaciones de los miembros de la comitiva, trataríamos de ir al grano.
Crítica: ¿Pertenecen a alguna pandilla?
Entre miradas recelosas y sonrisas un tanto temerosas, el líder del grupo, al que llamaremos con el seudónimo de "Patrón", respondió con voz firme: "León de Judá".
"León de Judá" es junto a "Los Lisos" y "Los Arrugados" son las tres bandas o pandillas que coexisten en Río Alejandro. La división o radio de influencia entre unos y otros son escasos metros, pero las diferencias entre esos grupos pueden ser mortales.
Crítica: ¿A qué edad ingresaste al grupo?
Patrón: A los 15 años.
Crítica: ¿Y cuántos tienes ahora?
Patrón: Tengo 23
Las miradas de sorpresa en la comitiva eran evidentes, pues la fisonomía de ese joven que sólo cursó hasta un Sexto Grado de la Educación Básica aparentaba una edad mucho menor.
Crítica: ¿Por que ingresaste a ese grupo?, ¿Problemas familiares?
Patrón: No. Mi relación con mi familia fue buena, yo me llevo bien con ellos, lo que pasa es que uno tiene que estar en el 'business' (venta de droga, robos y otros delitos) porque la situación está dura.
Crítica: ¿Cuántos miembros integran León de Judá?
Patrón: (Después de una sonrisa maliciosa y una mirada a su compañero) la respuesta fue "6". Sin embargo, en los alrededores podían contabilizarse más de una docena de muchachos.
Aunque los miembros de ese grupo negaron ser protagonistas de balaceras o de hechos delictivos de mayor seriedad, como asesinatos, "Patrón" sí aceptó haber pagado una condena de 10 meses en el Centro de Cumplimiento de Menores por un robo de cuatro mil dólares y, posteriormente, cuando era adulto, otros tres años y cuatro meses por haber "cuerea'o" (baleado) a uno de 'Los Lisos' (la pandilla rival).
Crítica: ¿Te gustaría dejar ese estilo de vida y abandonar la pandilla?
Patrón: Sin pensarlo dos veces enfatizó: "Yo quiero vivir, me gustaría caminar tranquilo por donde sea sin el temor de que alguien está tras de mí".
Unos metros más allá del territorio dominado por León de Judá se encuentran los multifamiliares de Río Alejandro, centro de acción de la pandilla más grande del lugar: "Los Lisos".
Según fuentes policiales, "Los Lisos" están integrados por decenas de miembros y se dedican principalmente al tumbe de drogas y poseen armas de grueso calibre.
Sin embargo, al llegar la comitiva al lugar, un grupo de hombres reunidos en el lugar negaron pertenecer a pandilla alguna.
"Aquí no hay ninguna pandilla", respondió uno de los voceros del grupo. Aquí lo que existe son necesidades, mucha pobreza, falta de respuestas del Gobiernos nacional y local.
Inmediatamente, los jóvenes mostraron las múltiples dificultades que los afectan: los problemas con la recolección de basura, el desbordamiento de aguas negras, el mal estado de los edificios y, por supuesto, la falta de oportunidades de empleo.
SOLUCIONES
José Magán, consultor del PROSI, reveló que en Río Alejandro y la provincia de Colón la entidad está aplicando un plan piloto que será extendido además a Panamá Metro, San Miguelito y David.
Con ese plan se busca brindar respuestas a las necesidades que existen en las comunidades donde mantienen el radio de influencia esos grupos y utilizar como mano de obra a sus mismos integrantes.
La ayuda será canalizada por el PROSI a través de los líderes comunitarios y religiosos que mantienen una gran influencia en el barrio y consisten en la construcción de obras sociales, como limpieza de cunetas, construcción de acueductos, campos deportivos, mejoramiento de calles, capacitación intensiva para los jóvenes y becas, entre otras cosas.
EVITANDO QUE EL INFIERNO LLEGUE AL PARAISO
La belleza de la costa arriba colonense es inigualable y un imán para los visitantes, pero ese paraíso podría verse amenazado por la problemática de las pandillas, y es por eso que las autoridades no se duermen en los laureles.
El alcalde de Portobelo, Carlos Chavarría, al conocer de los planes que impulsa el PROSI se interesó por llevar el mismo a su jurisdicción como método de prevención para que la incipiente violencia que se ha detectado en María Chiquita y Portobelo no tome cuerpo.
Los lugareños son conscientes que para evitar ser víctimas de esta cruda realidad deberán trabajar mancomunadamente autoridades, líderes religiosos, naturales y comunidad en general.
Mientras una repentina lluvia que, por momentos se tornaba fuerte, despedía la visita de la comitiva a la costa, unos kilómetros más allá, en la ciudad de Colón, otra cruenta realidad, un poco más compleja, había que hacerle frente.