El mundo entero ha reaccionado ante la tragedia ocurrida en Haití, y en medio de las dantescas escenas de destrucción y muerte, ha descubierto que este país caribeño siempre ha vivido una catástrofe en lo social y en lo económico, como resultado de las acciones de una clase política despiadada, tan indiferente e inhumana como el colonialismo del que se desprendió la nación insular.
Es una vergüenza para la comunidad internacional que el 60 por ciento del presupuesto de este país provenga de la ayuda extranjera, el 30 por ciento de las remesas enviadas por sus emigrantes y el resto apenas corresponda a la actividad interna.
Todavía no se conoce la cifra exacta de muertos, desaparecidos y heridos que dejó el sismo de 7 grados. A Haití tan solo le queda ser reconstruido y esta es, irónicamente, la mejor oportunidad para hacerlo.
Este país latinoamericano vivió épocas de esplendor, pero ahora se ha convertido en el más pobre de América. Sin embargo, el desastre que sobre ellos se abatió ha demostrado la laboriosidad de su pueblo, el ingenio de sus ciudadanos para superar la desventura y tan solo hace falta esperar que llegue toda la contribución internacional.
La oportunidad se ha tornado propicia para conocer la capacidad de acción y de reacción de las Naciones Unidas, de las agencias internacionales de cooperación, las ONG y los Gobiernos que hacen sus aportes al país caribeño, donde la muerte no distinguió nacionalidades y se llevó a representantes de todas esas organizaciones.
Haití forma parte de nuestra cultura latinoamericana, caracterizada por la amabilidad, la alegría y la solidaridad. A Panamá, muchos de sus ciudadanos llegaron en tiempos de la construcción del Canal y sus descendientes se han integrado a la idiosincrasia local.
Son momentos para la oración y para demostrar la capacidad de humanidad que poseemos. Tenemos un compromiso cristiano de hermandad con este noble pueblo que no ha merecido tan negativa suerte. Los haitianos pueden estar seguros que en estos momentos de angustia, los panameños estamos con ustedes.