Se va coincidiendo que el abstencionismo será alto en las elecciones del 2004 y cada cual esgrime su criterio, pero se coincide que esto va a ocurrir. Más que un problema de oferta electoral podría ser el del propio sistema, que tras la invasión de 1989, no se hicieron los cambios constitucionales. Hoy día ni la democrática Costa Rica pudo ser la excepción, en su última elección presidencial en el alto porcentaje de abstencionismo en las urnas. Pareciera que es un fenómeno en América Latina.
La caída del comunismo y los regímenes dictatoriales han creado las condiciones ideales para una nueva visión de un sistema democrático dentro de un mundo de apertura que debe traer como consecuencia un profundo contenido social, que pueda balancear los cambios estructurales.
Panamá se rige por una constitución, que tiene reformas, pero que no eliminan los criterios autoritarios. Como ejemplo, en el momento actual las leyes que rigen los representantes responden a un sistema económico estadista. Esta es la normativa que los rige, pero los organismos que le dan contenido desaparecieron.
Al mirar a Argentina y Venezuela como ejemplo, nos daremos cuenta que el modelo de democracia representativo ya no es funcional. La democracia del futuro tiene que tener componentes de solidaridad, de otras formas de organización empresarial y obrera, entre otras cosas.
Creer que el problema es el abanico que se presente de candidatos, es caer en una postura simplista o de cálculo electoral. Porque el asunto no es cuantitativo, al ejercer el sufragio no estamos garantizando que estamos escogiendo, sino simplemente votando. Sea dos, tres, cuatro o muchos más, no soluciona a un sistema que peca de rigidez en su funcionamiento y en las aspiraciones populares. |