OPINION

REFLEXIONES
"Prevenciones"

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Por Carlos Christian Sánchez
Asesor Diplomático

Un amigo me preguntó hace poco si estamos preparados ante eventualidades extraordinarias como las que hemos visto en años recientes, como el desastre de un buque tanque hundiéndose en alta mar o el choque de un avión de pasajeros en una alta torre, a modo de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Por supuesto, Panamá al igual que otros muchos países, incluyendo países altamente desarrollados, ni siquiera están preparados al 100% para enfrentar el reto de semejantes calamidades.

Sin embargo, las lecciones que se aprendieron tras el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York dieron cabida a que todos los cuerpos de seguridad estatales tomaran campañas de actualización ante desastre de enorme magnitud. Y gracias a Dios, el Cuerpo de Bomberos de Panamá ya se está preparando para enfrentar las crisis antes señaladas.

Me decía en una entrevista el Comandante Leopoldo Mojica, jefe del Cuerpo de Bomberos de Panamá, que estamos con la mano de Dios, pues por muchos años nuestro país no ha sufrido consecuencias debido a hechos funestos. Pero ya los efectivos rescatistas y los servicios contraincendios locales, se instruyen en los posibles ambientes de conflagración.

La Ciudad de Panamá tiene muchos factores que pueden generar casos de crisis: igual que Nueva York, la urbe istmeña tiene grandes rascacielos (algunos superan los 50 pisos y los 150 metros de altura). Los equipos de bomberos y rescatistas del Servicio Nacional de Protección Civil (SINAPROC), de la Policía Nacional y de otras entidades del Estado, deberán enfrentar, tarde o temprano, un hecho como el fuego en pisos altos en torres de apartamentos en Punta Paitilla, por ejemplo.

Se sabe que los bomberos y el SINAPROC han preparado equipos de escaladores, además de planes de rescate en dichas estructuras elevadas, pero es evidente que faltan tanto equipos, como helicópteros.

Por suerte, hasta los miembros de la seguridad del Estado han logrado lidiar con casos así. Sólo hay que recordar que oficiales del orden público llegaron justo a tiempo, cuando unos limpiadores de ventanas se quedaron colgados de unas sogas, tras caerse el andamio en el Edificio Plaza Panamá.

En cuanto a desastres navales, se nos informó que el Cuerpo de Bomberos prepara a varios buzos especiales para rescates en el mar, equipos de soldadura y apoyo a marinos en el agua. Igualmente, se proyecta instalar una base en Avenida Balboa desde donde desplegar una patrulla de emergencias en caso de una calamidad marítima.

El precio que pagan los rescatistas, en especial los bomberos, es muy elevado en las situaciones de emergencia, como hemos visto recientemente en el mundo actual. Por ello, hay que respetar el coraje y tesón de los bomberos, quienes son la línea de batalla para salvar vidas inocentes, producto de los fuegos, los desastres naturales, incluso hasta actos terroristas y sus secuelas, que amenacen la seguridad colectiva.

Recordemos siempre que tan sólo en Nueva York, aquel fatídico día de septiembre, murieron más de 300 bomberos, cuando cayeron las torres. Semejante sacrificio representa una lección que el mundo aprendió y que demostró que existen héroes anónimos a quienes nunca les habíamos reconocido su valor para enfrentar las calamidades.

 

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