En uno de los barrios marginados de la urbe capitalina, encontramos al protagonista de esta historia. Un ex convicto, quien a sus 28 años se remonta a sus 21 y describe los secretos que se viven en las cárceles panameñas. En ella escuchó y vio durante los 45 meses de condena por venta de drogas, muchas cosas que hasta hoy eran un secreto para muchos panameños. El es Saúl.
LA MODELO
Su primera incursión fue en 1995, en la cárcel Modelo, donde para sobrevivir los 25 meses que allí pasó, ingresó a un grupo. Saúl aseguró que en las noches tenían lugar las violaciones sexuales. Eran cuatro galerías -dijo- donde los custodios no entraban a menos que hubiera requisas. Las celdas no tenían candados.
Hasta el más malo era violado, y si no quería debía defender su vida con cuchillo. O lo torturaban con electricidad o lo mataban. Las torturas surgían por endeudamientos de drogas entre los convictos, pues "en la cárcel estaba toda la droga, los mismos guardias la entraban, cobraban un flete", reveló la fuente.
"En la cárcel se gana el triple o el cuatruple de lo que se le pagó al guardia: B/.500.00 - B/ 600.00 una bolsa, y se vendían a los reos por pase a dólar", afirmó. El dinero lo obtenían de sus familiares que los visitaban porque en La Modelo se vendía frituras, sodas y comida.
ISLA PENAL COIBA
La primera vez que "Balita" viajó en avión fue con un boleto rumbo a la isla penal de Coiba. Allí conoció su belleza natural al principio, pero luego el trabajo era arduo y la comida era para perros: sopa de tuna, arroz sin sal y salcochado con salchicha.Pero lo peor lo descubriría al pasar el tiempo. Confesó que los mismos custodios violaban a los presos, y para que nadie se percatara lo aislaban. Cuando un reo se escapaba, los guardias lo encontraban y se lo llevaban detenido, pero otros cansados de buscarlo, al hallarlo lo mataban y lo echaban al mar para que los depredadores se lo comieran. El alegato era que se dio a la fuga.
Sustentado en sus nueve meses de estadía, afirmó que "nunca nada se ve. Nos mantienen en el campamento. Cuando sucedía algo, el preso venía violado o quebrado", según Saúl. Saúl declaró haber salido ileso de todo mal, pues siempre le pedía a Dios que le diera la paciencia y tranquilidad para soportar, porque si le pedía libertad, a la larga estaría muerto fuera de la cárcel.
"A Dios hay que pedirle paciencia, no libertad". Hay muchos casos de SIDA y hombres perdidos que tan sólo tienen 18 años. Se acostumbra a mantener relaciones con otro hombre y pierde la vergüenza porque está pensando en satisfacer su mente y su necesidad
CÁRCEL PÚBLICA DE VERAGUAS
Su última visita fue en la cárcel de Santiago, pero en ella fueron semanas las que pasó por la misma condena como traslado, pues siempre llegaba un grupo de presos nuevos. En esta no llegó a ver nada irregular. Cumplió 42 de los 45 meses y le otorgaron libertad condicional.
Salió en 1998. No ha vuelto a caer en una celda. Saúl aprendió a caminar las calles. No vende drogas ni menosprecia a nadie."Trato de llevarme bien con todos". Su interés ahora es conseguir un empleo, pero mientras eso pasa, se gana los reales vendiendo "saus" y realizando "camarones". |