CULTURA
Células de brazos o piernas
para curar los corazones enfermos
París
AFP
Reparar un corazón
dañado por un infarto será quizá posible en un futuro
próximo mediante el injerto en el órgano enfermo de células
de un brazo o de una pierna del paciente.
Este método tendrá la gran ventaja de evitar los problemas
de rechazo, puesto que el donante y el receptor del trasplante son la misma
persona.
Un equipo de cardiólogos franceses logró remplazar células
cardíacas destruidas de ratones por células procedentes de
otra parte del cuerpo de los animales. Bajo la influencia del nuevo medio
en el que se encuentran, las células trasplantadas adquieren la función
contractiva indispensable al buen funcionamiento del corazón que
no tenían antes.
"Contrariamente a los músculos de los brazos o de las piernas,
que pueden regenerarse después de un traumatismo gracias a la presencia
de células capaces de multiplicarse y de reconstruir un músculo
sano, el corazón está formado por células (miocitos)
que no tienen capacidad de multiplicación", explicó uno
de los autores de ese trabajo, el doctor Albert Hagege, cardiólogo
del hospital Boucicaut de París.
Hagege expuso los resultados de sus investigaciones en los novenos encuentros
europeos de la sociedad francesa de cardiología que se realizan esta
semana en París y concluirán el sábado.
"Desde el nacimiento hasta la muerte, el corazón conserva
las mismas células que no se reparan, y si el corazón se agranda
durante el crecimiento es solamente porque las células que lo componen
crecen", precisó a la AFP el doctor Hagege.
Cuando se sufre un infarto, una parte de las células del músculo
cardiaco, el miocardio, se encuentran privadas de sangre y mueren. El corazón
sólo puede pues dilatarse mediante el aumento de tamaño de
las células restantes, sin ninguna posibilidad de regenerar el tejido
contráctil.
"En un primer momento, la dilatación del corazón
permite mantener un ritmo cardíaco suficiente, pero a largo plazo
la situación empeora paulatinamente y, pese a los avances realizados
en el dominio de los medicamentos, el pronóstico de esta enfermedad
sigue siendo sombrío", agregó el médico.
Los experimentos al respecto fueron realizados en Francia, Canadá
y Estados Unidos. Los investigadores provocaron infartos en los roedores
mediante la obstrucción de una coronaria y trasplantaron después
las células de otras partes del cuerpo. Pudieron constatar que el
nuevo tejido injertado mejoraba la función cardíaca e impedía
la dilatación del corazón.
Estos resultados están siendo verificados en experimentos con
corderos. Si sus conclusiones son positivas, se procederán a ensayos
en humanos en "un plazo de seis meses a unos años".
El doctor Hagege indicó que "en los ratones, constatamos
que las células injertadas viven, se multiplican, se conectan y se
contraen como las células muertas a las que reemplazaron. Si estos
resultados se confirman, podríamos estar ante el advenimiento de
una verdadera revolución en el tratamiento de las insuficiencias
cardiacas avanzadas".

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