La policía no defiende al pueblo de las matanzas

Bogotá
EFE

La policía de la localidad colombiana de San Pablo no defendió a la población del ataque paramilitar del pasado sábado, cuando fueron asesinadas catorce personas, según denuncias que divulgaron ayer medios periodísticos.

El sacerdote jesuita Francisco de Roux, que dirige un programa de desarrollo y paz para la región, declaró al diario "El Tiempo" que la policía no fue atacada por el comando de extrema derecha, en contra de lo que afirmaron los responsables del cuartel.

"Cuando los paramilitares atacaron la población, el Ejército se había ido, la Armada cuidaba en otros puertos y la Policía se acuarteló", dijo De Roux.

El jesuita agregó que "la Policía dijo que la habían atacado y que se apertrechó para defender el cuartel", sin embargo insistió en que "los pobladores saben que no hubo ataque" contra el cuartel.

La localidad de San Pablo, situada en el norte colombiano, fue atacada el sábado en una ofensiva de la extrema derecha contra varias regiones que ha dejado al menos 148 muertos desde el pasado día 7.

Unos cuarenta hombres de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU), el principal grupo paramilitar de Colombia, irrumpieron en el pueblo y asesinaron a catorce vecinos.

El comandante de la Policía local, teniente Germán Garzón, afirmó el domingo pasado a la prensa que el puesto fue atacado por los paramilitares, lo que fue rechazado por algunos lugareños en declaraciones al matutino de la capital colombiana.

De Roux explicó que los paramilitares atacaron San Pablo como represalia por el apoyo de la población a un éxodo masivo de campesinos el pasado año para exigir del Gobierno medidas contra el ingreso de la extrema derecha en la región.

Más de 10,000 labriegos de esa localidad del departamento de Bolívar y otras vecinas se desplazaron al puerto petrolero de Barrancabermeja, donde permanecieron varios meses.

Un acuerdo con el Gobierno, que se comprometió a garantizar su seguridad, puso fin a ese éxodo, que ha vuelto a repetirse tras los últimos asaltos de los paramilitares.

 

 

 

 

 

 





 

"Cuando los paramilitares atacaron la población, el Ejército se había ido, la Armada cuidaba en otros puertos y la Policía se acuarteló", dijo De Roux.

 

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