Hace semanas escuché a varias damas que se quejaban de la situación actual panameña. Una de ellas, residente en el exterior, fue radical en su planteamiento. Dijo sin ninguna vergüenza que “antes, cuando estaba la dictadura, las cosas eran mejor en Panamá”.
Me sobresalté al escuchar esto, porque siempre he sido un defensor de la Democracia como sistema de gobierno, pero no hablé.
Luego medité que en algunos casos tenían razón. Pensé que esta posición a favor de la dictadura panameña, se debía sencillamente a la decepción que tenían de la Democracia.
Yo mismo he sufrido de esa decepción al ver la corrupción, gobiernos poco eficientes y escandalosos, decisiones que afectan al pueblo, etc.
La bellaquería que campea en la Asamblea, justicia y el mismo Organo Ejecutivo en algunos de sus miembros, me da un sabor amargo en mi conciencia democrática.
Varias veces me he preguntado ¿para sufrir lo de ahora es que expusimos la vida y los bienes luchando contra la dictadura?
(Al menos puedo decir en un periódico lo que me sale del alma, cosa que no ocurría con la dictadura).
Pero parece que esas damas no estaban muy despistadas. Esto ha sido confirmado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Ellos hicieron un estudio en varios países, entre ellos Panamá.
Se encontró que “más de la mitad de los ciudadanos latinoamericanos aceptaría vivir bajo un régimen totalitario (dictadura) si la consecuencia fuera la solución de sus dificultades económicas”.
Esto me hizo recordar que durante la “época de oro” de la dictadura, cuando los millones prestados por Bancos norteamericanos corrían por el país, era difícil oponerse a los militares.
Añade el informe que “un tercio de los latinoamericanos daría por bueno que su respectivo presidente se apartara de las leyes si fuese por un motivo útil” (La Prensa, 3 Dic., 2003, pág. 5).
Todo esto se debe a que las flamantes democracias no han solucionado los problemas de pobreza y desempleo.
¡Cuidado que vuelven las dictaduras a Latinoamérica! |