El Cholito Mesero del remozado café de Santana estaba furioso. Aprovechando que el griego cajero no lo veía, me llevó a un rincón para explicarme su disgusto. "No puedo soportar que los panameños gastemos miles de balboas en un economista peruano, cuando en Panamá sobran expertos en eso que llaman ahora "economía informal", dijo sin respirar.
Yo estaba en "babia". El bellaco mesero señaló que "vaya usted y hable con la gorda La Panga, el flaco Cojinoa y el obeso Tamboril, que ellos saben más de eso que el bendito peruano.
Debí sonreírme porque torciendo la boca casi grita. Me dijo "espero que Ud. no sea de esos panameños que tienen el complejo que le dicen "malinche", que creen que todo lo extranjero es mejor".
Casi me caigo de espaldas ante estas palabras del más "vivo" de los meseros. Recordé que leí hace poco una noticia sobre que el gobierno contrataría un economista peruano, que dicen que sabe mucho de lo que aquí llamamos "buhoneros".
Pero siguiendo las indicaciones del Cholito fui al Parque del Dominó. Tenía curiosidad por saber qué podrían decir los "expertos" panameños.
"A mí eso no me da ni fu ni fa", dijo la grasienta La Panga, experta en hacer las mejores hojaldres del Casco Viejo panameño.
Moviendo las manos como si espantara moscas, el "escurrido" Cojinoa afirmó que él por años ha vivido de actividades "informales".
"Estoy seguro que sé más de buhonería que el peruano, quien a lo mejor está rico a costillas de hablar hierbas de los "bien cuidaos", vendedores en semáforos, chicheros, comerciantes ambulantes, etc.", afirmó el ex -pescador de Puerto Caimito.
Intervino el gordo Tamboril con voz de profesor. Dijo que "lo que sucede periodista, es que Martín quiere hacer un "show" con eso del experto peruano, para que la gente diga que está trabajando".
No pude callar más. Le pregunté sobre soluciones a la existencia de miles de panameños que consiguen plata honradamente, haciendo actividades "informales".
"Eso es sencillo, -señaló la hojaldrera-. Primero deben educarnos para que sepamos manejar dinero, aunque sean centavos. Luego que nos presten algún billete para poner los negocios".
"Sí, eso es -remarcó Cojinoa-. Muchos panameños somos de adelante-adelante y no nos da vergüenza trabajar "informalmente" si es honrado. Así que con una pequeña orientación nos podremos convertir en magnates de las naranjas en cartucho, las hojaldres y los discos pirateados", señaló algo burlón.
Otras ideas me dieron esos personajes que viven en carne propia la llamada economía informal. "Y nosotros no le cobramos muy caro a Martín por nuestra asesoría", dijo riéndose La Panga.