La red de caminos y carreteras del país aumentó vertiginosamente en el transcurso de los últimos veinte años, al punto que son pocas las comunidades que no están interconectadas, aunque sea por un camino de tierra o de tosca. Pero este aumento en la cantidad de kilómetros de la red vial, debió ir acompañado de una política de mantenimiento planificada, en un recurso tan básico para el desarrollo social y económico de cualquier poblado, por pequeño que éste sea.
Es cierto que las carreteras no se comen, pero a través de ellas se mueve toda la producción agrícola y la carga de bienes materiales en una nación que, como Panamá, centra su bienestar en la economía de servicios y el movimiento de carga por tierra.
Es inexplicable porqué, el Ministerio de Obras Públicas dejó que la red vial nacional se deteriorara tanto, al punto que la mayoría de las calles en las ciudades y caminos de producción, hacia comunidades distantes, están prácticamente intransitables.
El gran error del MOP estuvo en empeñar los recursos con que contaba en construir macroproyectos y calles de doble sello asfáltico, mientras abandonaba el mantenimiento del resto de los caminos.
Con la nueva modalidad de entregar a la empresa privada la construcción y reparación de las calles, las cuadrillas de parcheo del MOP que eran un paliativo para tapar huecos y emparejar superficies, desaparecieron, y ahora, hemos quedado “sin hacha, calabaza ni miel” como se dice en buen panameño.
¿A qué se debe la escasez de asfalto en las plantas del MOP? ¿No hay recursos porque se agotó el presupuesto? ¿Por qué siendo el ministro Quirós, corresponsable del estado desastroso en que están casi todos los caminos y carreteras del país, se le premia nombrándolo en otro cargo en la Junta Directiva de la Autoridad del Canal? |