Muere el Niño
de Cristal

Redacción
Crítica en Línea
Parece una ironía
del destino. En víspera del Día del Niño,
murió Oliver Harold Sánchez, "El niño
de cristal". La muerte le llegó en su lecho de enfermo
en el complejo metropolitano del Seguro Social.
Se apagó la chispa de humor que caracterizaba al adolescente
de 15 años, quien padecía osteogénesis imperfecta,
una enfermedad que se caracteriza por la fragilidad en sus huesos,
al punto que se fracturan al más leve toque.
Hoy, cuando muchos niños sonríen y celebran
fiestas, en el hogar de Oliver habrá lágrimas.
Ya no enfrentará la deformidad de sus piernas que le impedían
caminar, pero sin duda, tiene una mayor recompensa: Estar en
el cielo.
Quién no recuerda sus luchas y entereza de carácter
para que se le permitiera estudiar, para lograr su máxima
ilusión: Convertirse en un profesional.
Las clases las recibía a través de módulos
especiales que preparaban los profesores del octavo grado del
Colegio Elisa de Garrido, ubicado en El Giral de Buena Vista.
Este año enfrentó dificultades para que se le
impartieran las clases, pero el "Niño de cristal"
no se desanimó. Con gran determinación había
expresado alguna vez: "Me gustaría seguir estudiando,
porque tengo la capacidad y deberían ayudarme, como se
hizo en años anteriores".
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