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REFLEXIONES
"9 de enero: Día de los Mártires"
Carlos Christian Sánchez
En el transcurso de la historia patria, tres oscuros hechos han enturbiado las relaciones bilaterales entre los Estados Unidos de América y la República de Panamá. En esos eventos desafortunados, hubo intervenciones directas de las fuerzas militares norteamericanas en nuestro país. La primera vez fue en 1925, cuando soldados norteños se enfrentaron a la gente del Movimiento Inquilinario, que parecía estar a punto de destronar al gobierno de turno. La segunda ocasión fue en 1964, precisamente un nueve de enero, al desatarse una protesta popular ante la humillación de la insignia nacional, la bandera panameña, en el Colegio de Balboa, por estudiantes "zonians". El tercer evento desafortunado, por todos conocidos en esta generación, fue la invasión militar del 20 de diciembre de 1989, cuando Washington decidió destruir las Fuerzas de Defensa Panameñas y capturar al ex general Manuel Antonio Noriega, quien estaba supuestamente vinculado al narcotráfico y al lavado de dinero. Hoy, como todos los años, un grupo de familiares y personas vinculadas a las acciones nacionalistas, se dirigen a los cementerios, con el fin de honrar a los 21 panameños que perecieron en el segundo de los incidentes antes mencionados. Pero algo en el ambiente no encaja bien: ciertas personas tratan de desacreditar esta fecha, dizque porque se pierde el tiempo, sólo para bajar el nivel patriótico y así declarar un "Día Puente". Esa actitud de algunos legisladores y políticos anti-nacionalistas, merece un repudio generalizado de parte de la sociedad, puesto que no es civilizado olvidar el enorme sacrificio que efectuaron los estudiantes del Instituto Nacional por rescatar la soberanía panameña en las tierras y aguas del Canal Interoceánico. Sin la muerte de esas personas valientes, incluso de los inocentes, jamás Panamá hubiera recibido la vía acuática el pasado 31 de diciembre de 1999. Los panameños debemos exigir al Estado la construcción de un monumento honroso para los caídos el 9 de enero de 1964, puesto que se lo merecen. Por desgracia, el monumento que una vez representó a los mártires, ubicado en la parte posterior del Palacio Legislativo, está sumido en el olvido y generalmente es usado por los diputados para detener sus lujosos automóviles.
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