SUCESOS


El dolor de cabeza de los hnos. Rodríguez Orejuela

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Tomado de El Espectador

Después de 12 años de seguimientos, autoridades de Estados Unidos y Colombia lograron consolidar las pruebas contra los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez. El proceso fue posible gracias a la declaración del confeso narcotraficante José Luis Pereira Salas, principal testigo contra los ex capos.

Finalmente la partida parece estar ahora en favor del gobierno de Estados Unidos y, desde luego, en detrimento de los capos del cartel de Cali. Los enroques, gambitos y celadas de El Ajedrecista, Miguel Ángel Rodríguez Orejuela, y de su hermano Gilberto se agotaron después de más de una década de seguimientos de las autoridades colombianas y estadounidenses, y ahora pareciera ser que los dos confesos narcotraficantes de El Valle del Cauca están cerca de prisiones norteamericanas.

No había pruebas de que seguían con el negocio de la droga desde que ingresaron a la cárcel -1995- a purgar sus penas por narcotráfico. Tampoco de su relación con el narcotraficante Amado Carrillo Fuentes, extinto jefe del cartel de Juárez que murió intentando cambiar su físico para evadir a las autoridades de México y EU.

La DEA tenía su ficha bajo la manga. El boliviano José Luis Pereira Salas, uno de los nueve sindicados en el juicio tras la Operation Cornerstone ('Piedra Angular'), con la que se dio fin a 12 años de investigaciones y con la que se pretende enjuiciar a los capos y a William Rodríguez Abadía, hijo de Miguel Rodríguez.

LA DECLARACIóN DE PEREIRA

Las declaraciones de Pereira Salas les sirvieron a las autoridades estadounidenses para concluir que, supuestamente, los Rodríguez Orejuela (estando en prisión) delegaron la dirección de operaciones del cartel de Cali a Rodríguez Abadía, quien aparentemente coordinaba sus accionescon nueve colombianos más.

Los Rodríguez -presos actualmente en la cárcel de máxima seguridad de Cómbita- lograron dichos contactos aparentemente a través de un abogado de apellido López. Toda la historia empezó el 29 de mayo de 1996, un día después de la captura de Pereira Salas en México. En esa fecha las autoridades aztecas decidieron que el boliviano debía ser deportado a su país.

Pero la suerte de Pereira ya estaba echada. El avión en que iba a ser repatriado hizo escala en Miami. Allí fue capturado por el agente especial de aduanas de Miami Edward Kacerosky, quien le informó que tenía un proceso pendiente en EU, donde lo acusan de participar en la importación de cerca de 200 toneladas de cocaína entre 1993 y 1995, y de ser la conexión entre los carteles de Cali y de Juárez, que lideraba Amado Carrillo Fuentes (El Señor de los Cielos), uno de los grandes objetivos judiciales de EU. bbbEl ventilador

Eran las 10 de la noche de aquel 29 de mayo de 1996. Kacerosky entró al avión y empezó a hablar con Pereira. No había nada a favor del boliviano. Atrapado por el susto, Pereira empezó a contarle al agente especial estadounidense las intimidades del cartel de Cali y los negocios con la mafia de Juárez.

Según la versión que el boliviano le dio a Kacerosky, él se reunió varias veces con Miguel. También le detalló que Gilberto Rodríguez era el responsable de la ruta de México y que las relaciones entre los carteles del narcotráfico de Colombia y México se habían deteriorado por una deuda que Amado Carrillo no les pagó a los jefes de Cali.

La conversación entre el agente especial de aduanas y el boliviano se extendió por horas. Tiempo suficiente para que Kacerosky conociera que supuestamente los capos reemplazaron aviones embaladores de droga por barcos pesqueros que también salían del Pacífico (posiblemente por Buenaventura) al puerto de Mazatlán. Pereira le dijo al agente que tres hombres de Carrillo manejaban la operación colombo-mexicana: Lucio Cabañas, El Brujo, en el Distrito Federal; Alcides Magaña, en Cancún, y Eduardo González, Lalo, en Mazatlán.

LA LISTA COMPLETA

El boliviano confesó que había dos formas de introducir cocaína a EU. Estos métodos de enviar droga, según su versión, eran diferentes a la ruta de Ciudad Juárez. La primera, a través de San Isidro, en California, y la segunda, por Laredo o Bronsville, en Texas. Las confesión del narco boliviano fueron las que sirvieron de base para que el 22 de diciembre pasado un fiscal federal de Florida, Marcos Jiménez, hiciera pública la causa contra los jefes del cartel de Cali y otras nueve personas.

Ese mismo día también reveló la acusación contra ocho colombianos más: Luis Eduardo Cuartas, Guillermo Restrepo Lara, Heriberto Patiño Ríos, Luis Ocampo Fominque, Germán Navarro Palau, Daniel Serrano, Harold Vélez Restrepo y Luis Evelio López, acusados de conspirar para importar cocaína y de conspirar para poseer la droga y luego intentar distribuirla.

Pero las sorpresas judiciales del 22 de diciembre pasado no quedaron ahí. La Fiscalía Federal del sur de Florida fue notificada desde Bogotá que la Dijín de la Policía Nacional, en cooperación con la Oficina de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos en Colombia, capturaron ese mismo día a cuatro de las personas encausadas.

A los detenidos les están verificando las identidades con el fin de constatar si son o no los involucrados en la 'Operación Piedra Angular'. Dicha operación, que contó con la información y colaboración de la Policía colombiana, condujo a la incautación de 50.000 kilos de coca y 15 millones de dólares.

De esta forma concluyó una de las investigaciones judiciales más importantes en EU durante los últimos 12 años, tiempo en el que la justicia estadounidense buscaron pruebas de las actividades de narcotráfico y lavado de dinero realizadas supuestamente por los hermanos colombianos Miguel Ángel y Gilberto Rodríguez Orejuela.

 

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