Leí más de tres veces la información porque no la podía creer. Es absurdo que el pueblo panameño gaste en juegos de azar mil millones de balboas al año. Esto ocurre cuando miles se quejan que "la cosa está dura". Señalan que no hay empleos, que se pagan bajos salarios, que el costo de la vida es elevado.
Pero las estadísticas del juego nos muestran que hay otro Panamá, formado por gente chinguera. Panameños que movidos por el vicio (sí, es un vicio como el alcohol o las drogas), se gastan el dinero que tienen en juegos.
Lo malo del asunto es que "la casa siempre gana y se ríe", como dicen en los garitos clandestinos de Calidonia.
De enero a septiembre los panameños chingueros se gastaron en juegos ciento veintidós millones más que el año pasado.
El aumento en las máquinas traga monedas fue de ciento dos millones más que el año pasado. En nueve meses, esos "otros" panameños botaron un total de setecientos once millones novecientos mil balboas, en estas máquinas de monedas.
Lo peor de todo es que la mayoría de los que juegan en nuestros casinos son panameños y no turistas. Y muchos de ellos pertenecen a la Tercera Edad, gastándose sin misericordia la plata de su jubilación.
Es lamentable decir que esto no es nuevo. Hace veinte años fui a investigar en un casino de El Dorado. Vi numerosos jubilados (as) gastar con entusiasmo el cheque recién cobrado de su pensión.
Cuando quise hablar con algunos sobre lo malo de esto casi me linchan. Varios dijeron que "esta es mi plata y la gasto en lo que me da la real gana".
Otro alegó que "bastante me fregué trabajando para que ahora no pueda gastar la jubilación en lo que da placer".
Me duele esta amarga realidad de los chingueros panameños. Pienso en lo que podrían conseguir con ese dinero para beneficio de su manera de vivir.
Esto debe añadirse a saber que se gasta más en juego que lo que Panamá exporta en bienes y servicios.
Por eso es que hay quienes dicen que es falso que Panamá esté en crisis económica. Aunque debo aceptar que los chingueros sí tienen un sueldo. No creo que alguien desempleado bote su dinero en maquinitas y mesas.
Lo cruel es que uno de cada cinco panameños vive en extrema pobreza. Y tres de cada diez nacionales se considera pobre. ¡Esos serán los que no juegan! |