Sábado 2 de enero de 1999

 








 

 


FAMILIA
¿Qué papel juegan las mujeres en relación al SIDA?

Arabia de Crismatt

A pesar de que se habla de la liberación femenina, en el plano sexual aún son muchos los tabúes que se mantienen. Es muy frecuente ver en nuestros pueblos el temor, efectivo en la mujer, de tan sólo insinuar al hombre el uso del condón.

Estamos hablando de dos aristas del mismo problema: SIDA y reproducción del mal vs Medidas conservatorias.

En el caso de la joven que está teniendo sus primeras relaciones sexuales, por lo general con alguien experimentado, decimos que vale la exigencia de protección mutua, puesto que él puede ser portador del HIV, aunque parezca estar sano.

Un momento de placer podría llevar a la mujer a la tumba. No se debe temer que él se vaya; si lo hace es porque tal vez no la amaba.

La mujer madura, profesional o no profesional, soltera, viuda, divorciada, casada, que tiene un "manejo" mayor de su vida, no sólo profesional, sino también de su sexualidad, comete el mismo error de la mujer inexperta si no exige preservativo al momento de sostener relaciones íntimas con una pareja.

El HIV no tiene preferencias; está en hombres y mujeres, blancos y negros, ricos y pobres, jóvenes y viejos. No le importa a qué religión se pertenece ni qué preferencias sexual se tiene. Es como un pulpo con largos y múltiples brazos que atraen hacia la muerte.

En el caso de las trabajadoras del sexo, estamos en presencia de un fenómeno dobles: el ser víctimas y victimarias, confluyendo indistintamente. Las hay de todo tipo, elegantes y refinadas, dolorosas a perfumes costosos, que se mueven en altas esferas. Estaríamos, pues, ante un contagio de altura, sarcásticamente hablando.

Pero existe otro grupo de ellas, cuyo sustento se limita al cliente que pudra encontrarse en las noches de trabajo en las calles. Esas a las que persigue la policía, y los periódicos sensacionalistas promueven; las de bares y cantinas, cuyo radio de contagio e infección es mucho más amplio.

Hemos hablado con estas últimas para saber qué piensan acerca del SIDA y cómo las ha afectado en lo particular. Una de ellas nos contestó: "Yo soy positiva y siempre trato de cuidar a mis clientes. Por supuesto, ellos no saben lo que tengo; ellos pagan y exigen, y muchos no quieren usar el preservativo. Hago todo lo posible para que lo usen, pero se niegan. Ellos se corren el riesgo. Si les digo lo que tengo, se acabaría mi trabajo, y tengo que comer, pagar el cuarto y alimentar a mis hijos; el Gobierno no hace nada para ayudarnos. ¿Cómo nos van a prohibir trabajar? ¿De qué viviríamos? ¿Clientes? De todo tipo, inclusive hombres que vienen del interior a traer legumbres, hombres casados y con hijos, que luego van a infectar a sus esposas".

Finalmente, ¿Qué papel juega la esposa? ¿De qué manera le podría decir a su esposo: "debes usar un condón, puesto que no confío en tu fidelidad?" Muchos hombres, en un machismo mal entendido, van a la conquista de otras mujeres teniendo un hogar constituido.

Es realmente urgente hablar sobre el SIDA en la pareja, a tal punto de llegar a dilucidar sobre el mantener la unión conyugal o la vida de una de las partes.

 

 

 

 


 

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