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TEMAS DE ACTUALIDAD
Camino del derroche
Ferm�n Agudo Atencio
Ante la presencia de un mes crucial en el aspecto econ�mico y la evidencia de un desenfreno en los gastos del hogar, es l�gico que nuestras acciones tiendan a contener las dilapidaciones anormales de los recursos que poseemos. Este accionar, probablemente, depende en gran porcentaje de la cultura y la madurez que tengamos para afrontar el fen�meno. Por mi parte ventilo la posici�n que dice: siempre el paname�o est� acostumbrado a gastar m�s de lo que gana y esta condici�n lo transforma en un ente dependiente, supeditado a las tendencias an�micas que no logra moderar nunca; siendo presa f�cil de las entidades de cr�dito que lo cuentan como: un preferido, asiduo y desesperado contribuyente. Siempre he dicho que vemos con los ojos del pensamiento y si ese pensamiento procede como pasto f�cil de una locura impertinente, evidente es, que el resultado del teorema sea totalmente deficiente. Aqu� muchos actuamos como si hubi�semos perdido el consentimiento mental. Armamos tretas para gastar el dinero en factores innecesarios: chingas, baratijas de almacenes y todo aquello francamente superfluo, luego nos quejamos de la falta cr�nica del privilegiado don dinero. Los juegos de azar ocupan un lugar de preferencia y si ocurre la p�rdida, que es lo ineludible, le achacamos la culpa al �ngel guardi�n que ese d�a nos abandon� intempestivamente. Andar de gaudeamus pulula, no pasa un s�bado que no haya una fiesta en el vecindario, cuando escucho esto, pienso en lo liviano que somos. Nos abatimos en una competencia imperdonable, basada en la aplicaci�n irrestricta de un pecado capital supremo, la envidia. Si el vecino compr� un auto �ltimo modelo, yo tengo que comprarme otro igual o mejor, aunque tenga que pasar despu�s el Ni�gara en patinetas. Es lo ag�nico de la competitividad la que nos acosa irremediablemente. No s� por qu� culpar a los gobiernos si aqu� tenemos recursos para todo. Los almacenes abarrotados de personas, las cantinas de bote en bote y qu� decir de las casas de juegos; entonces, �Cu�l es la queja? Estamos ante el alza de muchos art�culos primarios, pero nosotros acompa�ados de nuestra eterna fatuidad, somos sorprendidos sin defensa. Practicamos con secuencia la vanidad, lo que pide el hijo se lo damos, aunque al siguiente d�a no tengamos para calentarnos las tripas con un cafecito. Viven quemando p�lvora estando este acto prohibido, conforme a un acuerdo municipal. Pero no logran ver que el asi�tico que se las vende se traslada en una cuatro por cuatro y sus padres a pie o en bicicleta. Moramos suspendidos en una nube. Han pasado algunas semanas desde que escuch� una se�ora en una intervenci�n radial diciendo: �De qu� se queja la gente si aqu� hay plata! vengo del Interior y much�simas personas usan all� el tel�fono celular; algunos sin necesidad. �Ser� que para ir al monte o vigilar las vacas es preciso llevar prendido el celular a la pretina?... Este aparato debe obedecer a lo imperioso, no al lujo. Ni�os pobres con juguetes caros, entonces; �D�nde encontrar la real pobreza que nos insulta sin piedad?
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