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CONSULTORIO MEDICO
Ejercicios físicos para tratar el vértigo

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Redacción
Crítica en Línea

Para las personas que padecen vértigo posicional benigno (VPB), los movimientos más sencillos tales como tumbarse, sentarse, darse la vuelta en la cama o caminar hacia delante, pueden producirle una fuerte sensación de mareo. El VPB normalmente desaparece por sí mismo, aunque, si se padece desde hace varias semanas o incluso meses hay un remedio de fácil aplicación. Una serie de ejercicios moviendo la cabeza parece que ayudan a eliminar rápidamente el vértigo, pues aparentemente redistribuyen las partículas de calcio desplazadas en el oído interno que son las causantes del VPB.

Las personas que padecen VPB notan que ciertos cambios de postura van seguidos por una breve sensación de ellos, y los que les rodean, califican de mareo. Sin embargo lo que los pacientes describen como un mareo, es un tipo específico de “movimiento alucinatorio” más comúnmente conocido como vértigo. Esta sensación es un rasgo característico de varias enfermedades, aunque el VPB es su causa más común.

Los síntomas que provocan el VPB se originan en el laberinto membranoso del oído interno, o sistema vestibular, la parte del oído interno que mantiene el equilibrio. Dentro del laberinto membranoso se hallan el utrículo y el sáculo que regulan el sentido de la aceleración lineal y tres canales semicirculares (horizontal, posterior y anterior) que perciben el movimiento rotacional. En los canales semicirculares, hay unas células con forma de pelillos diminutos agrupadas en unas estructuras llamada cúpula; en el utrículo y en el sáculo, las mismas células están bajo una gruesa capa de cristales de calcio llamada otoconia. Al moverse el cuerpo estos pelillos microscópicos envían una señal al cerebro manteniendo así el equilibrio.

El VPB se produce cuando la otoconia se rompe y sus restos se introducen de manera anormal en los canales semicirculares. Estos restos de la otoconia alteran la respuesta a la gravedad, actuando como una especie de desastacador, lo que provoca un fluido irregular del oído interno hacia o desde la cúpula.

Una vieja teoría, aún no del todo descartada, explica el VPB en función del daño que los restos de la otoconia causan en la superficie de la cúpula al añadir peso a la misma lo que ocasiona que el cuerpo se doble en exceso ante la gravedad. Otras teorías apuntan a que la otocoina desplazada altera la respuesta de la cúpula a la gravedad, enviando al cerebro falsas señales de movimientos rotatorios que son enviadas al cerebro.

En la mayor parte de las ocasiones es el canal semicircular posterior el que resulta afectado en el VPB, aunque aproximadamente en un 10% de los casos de este tipo de vértigo es el canal horizontal el que resulta afectado y muy excepcionalmente el canal anterior. Cada uno de esos canales está comunicado con un par de músculos del ojo. Un especialista puede indicar al paciente cuál es el ojo afectado al observar la dirección y los movimientos involuntarios del ojo que acompañan al vértigo.

Es posible que la desaparición del VPB al cabo de unas pocas semanas, sin tratamiento probablemente se deba a un proceso de reabsorción, cuando las partículas de calcio se disuelven en el fluido de los canales. Otras posibles explicaciones pueden ser la adaptación del cerebro a las señales rotatorias anormales o a la espontánea reposición de las partículas disueltas. En casi un tercio de las personas que lo padecen los síntomas pueden durar, si no se tratan, más de un mes. Sin embargo son pocas las personas que lo padecen durante mucho más tiempo.

El VPB no afecta a la audición, y parece que no se presentan daños en la audición si se deja sin tratar el vértigo. Aunque hasta que el vértigo no desaparezca, el enfermo quizá se encuentre en un estado de ansiedad emocional y física que de hecho lo sitúa en una situación de riesgo ya que puede causarse cualquier lesión a consecuencia de sus problemas de equilibrio.

Siempre que sea posible es recomendable dejar de trabajar hasta que no desaparezca la sensación de vértigo. Afortunadamente, existen varias terapias de sencilla aplicación que no requieren técnicas quirúrgicas agresivas y que proporcionan un rápido alivio a los que padecen VPB.

De estos tratamientos tal vez sea la maniobra física de reposición, el método más conocido. Este tratamiento fue ideado en 1992 por el doctor John M. Epley de la Clínica Otológica de Portland. Consta de cinco pasos en los cuales el médico gira la cabeza del paciente y efectúa una serie de movimientos orientadas para provocar que los restos de calcio salgan de los canales semicirculares y vuelvan a la cúpula. Otro método existente es el llamado “maniobra liberadora” ideado por el Dr. Vitte Semont en 1988. El método de Semont se basa en unos movimientos del paciente mucho más bruscos para así desalojar cualquier resto de calcio de la cúpula. Aunque las teorías médicas en las que se apoyan una u otra serie de movimientos san distintas, el caso es que entre un 66 y un 97% de los enfermos dicen haberse curado con esos métodos al cabo de una o dos sesiones de tratamiento.

En un reciente estudio a cargo del Dr. Davir Froehling, de la Clínica Mayo, se confrontó el método de reposición de los canales con una falsa terapia en 50 pacientes de VPB. Veinticuatro enfermos fueron sometidos al método de reposición, y los otros veintiséis pusieron la cabeza, del lado del oído afectado, sobre la mesa durante cinco minutos y luego tenían que volver a sentarse. Tras un periodo de seguimiento de unas dos semanas, los síntomas habían desaparecido en la mitad de los pacientes que se sometieron al método de la reposición contra el 19% de los pacientes de la técnica falsa.

Los métodos de los doctores Epley y Semont son fáciles de aprender y pueden practicarse en cualquier hospital o consultorio médico.

El tratamiento en el propio hogar es de gran utilidad para enfermos que no hayan respondido bien al tratamiento inicial o quienes hayan sido objeto de frecuentes ataques de VPB. Una investigación dirigida por el médico alemán Andrea Radtke demostró que los enfermos pueden efectivamente auto-practicarse una versión modificada del método de reposición de los conductos.

Al cabo de una semana, el 64% de los 28 pacientes que habían practicado el método modificado de Epley se habían curado, comparados con el 33% de las 26 personas que se habían tratado con la terapia más tradicional (el llamado ejercicio de Brandt-Daroff) que antes era el único y más conocido método de autoejercicios para combatir el VPB.

 

 

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Al cabo de una semana, el 64% de los 28 pacientes que habían practicado el método modificado de Epley se habían curado, comparados con el 33% de las 26 personas que se habían tratado con la terapia más tradicional (el llamado ejercicio de Brandt-Daroff) que antes era el único y más conocido método de autoejercicios para combatir el VPB.

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