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VALIOSO APORTE DEL PAIS
D�a Mundial de la Mujer Rural
Alfredo U. Acu�a H.
Cr�tica en L�nea
Hoy, 15 de octubre, se conmemora el D�a Mundial de la Mujer Rural. Esta conmemoraci�n se agrega a los tantos d�as que se celebran mundialmente con distintos prop�sitos. As� tenemos que ma�ana 16 de octubre es el D�a Mundial de la Alimentaci�n, que a su vez coincide con la fecha de fundaci�n de la Organizaci�n de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentaci�n (FAO, por sus siglas en ingl�s). Consideramos que el D�a Mundial de la Mujer Rural tiene plena justificaci�n. En esta reflexi�n no me detendr� en se�alar cifras que demuestran que la mujer rural es una de las pobres entre los m�s pobres. No refrescaremos datos estad�sticos, como se acostumbra actualmente, y como bien se�ala Ad�n Castillo Gal�stica, por medio de "flamantes datashows en los grandes salones y resorts". Me referir�, en esta oportunidad, al gran potencial de organizaci�n social y productiva que actualmente posee la mujer rural paname�a. Como he se�alado en art�culos anteriores, en nuestro pa�s existe una serie de organizaciones de mujeres rurales -de hecho o legalizadas mediante personer�as jur�dicas- que est�n pasando desapercibidas para muchas organizaciones gubernamentales y no gubernamentales. Curiosamente, en algunos casos, estas organizaciones de mujeres rurales (ORMUR) prosperan en lugares donde han fallado las organizaciones de varones. �Por qu� ocurre esto? Considero que es debido al sentido pr�ctico de que hacen gala las mujeres para enfrentarse a las situaciones dif�ciles en forma persistente. Igualmente tienen un natural enfoque que les permite prestar atenci�n al desarrollo de actividades tanto agr�colas como no agr�colas y este enfoque es correcto. As�, las organizaciones de mujeres rurales, ya sean formadas por campesinas, ind�genas o afropaname�as, se encuentran a lo largo y ancho de nuestro pa�s. Estas organizaciones de mujeres rurales se han constituido pese a la ausencia de pol�ticas, estrategias, programas y proyectos que atiendan los importantes aspectos de formaci�n, capacitaci�n, asistencia t�cnica, cr�dito y comercializaci�n. Pese a la ausencia de estos necesarios instrumentos del desarrollo, las organizaciones de mujeres rurales existen en nuestro pa�s y con cierta espontaneidad se integran a nivel de corregimientos, distritos, provincias y comarcas. Una experiencia aleccionadora es la de la Asociaci�n de Peque�os y Medianos Productores de Panam� (APEMEP). Esta organizaci�n de asociaciones est� constituida por cinco tipos o modelos. Dentro de los cuales se destaca el de mujeres rurales. Los otros cuatro tipos son: cooperativas, asentamientos campesinos, organizaciones de productores por rubros y organizaciones ind�genas. Las organizaciones de mujeres rurales gradualmente est�n ocupando el papel que le corresponde no s�lo en compartir las responsabilidades sino en las tomas de las decisiones. Existe consenso en las organizaciones de mujeres rurales paname�as en se�alar que su principal necesidad es tener un efectivo acceso a la tierra productiva. Esta necesidad sentida ha llevado, por ejemplo, en la actualidad a que de cada cien t�tulos que llega a expedir el organismo de reforma agraria, treinta est�n a nombre de mujeres. Esto pese a no existir ning�n tipo de pol�tica estatal que prevea el acceso de la mujer a la tierra. Recientemente se efectu� en nuestro pa�s un foro en el cual se llev� a cabo el proceso de intercambio entre proyectos de desarrollo rural financiados por la Uni�n Europea en Centro Am�rica y Panam�. Este foro trat�, espec�ficamente, sobre los cambios, realidades y perspectivas de la poblaci�n, el territorio y las econom�as rurales. En el mismo se reconoci� que los programas y proyectos que se consideraban iban a detener el deterioro del sector rural no han logrado, por ejemplo, que se efect�en las necesarias inversiones en el campo y por lo tanto no se ha podido frenar el proceso de centralizaci�n del desarrollo econ�mico en las principales ciudades de los diferentes pa�ses. Ni mucho menos se han evitado las altas tasas de migraci�n campo-ciudad. Esto ha dado lugar que se plantee la existencia de futuros programas rurales que concentren sus esfuerzos en la creaci�n de mecanismos locales, destinados a aumentar la participaci�n de toda la sociedad civil en el manejo del territorio y de la econom�a local. Existen, pues, serias dificultades en obtener logros en los proyectos denominados, primeramente, de desarrollo rural integral y, actualmente, de desarrollo sostenible. Hay que tomar muy en cuenta que cada uno de estos proyectos representan costos de decenas de millones de d�lares estadounidenses. As�, se se�ala que en la regi�n de Am�rica Latina y el Caribe, durante los �ltimos treinta a�os, se han gastado setenta y un mil millones de d�lares en estos tipos de proyectos y la pobreza se ha incrementado junto al deterioro del medio ambiente. Si bien al principio de este art�culo manifest� que no me detendr�a en se�alar cifras, la anterior nos sirve para llegar a la conclusi�n de que hay que cambiar de estrategia. Una nueva estrategia de desarrollo rural debe enfocar sus esfuerzos en los proyectos de desarrollos locales o comunitarios que tengan costos menores y en los cuales se contemple una decisiva participaci�n de la gente. Dentro de estos futuros proyectos de desarrollo locales deben jugar un papel determinante las organizaciones de mujeres rurales para poder llegar as� a tener "un milenio sin hambre", como reza el lema de este a�o, del otro d�a mundial, el de la Alimentaci�n.
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Dentro de estos futuros proyectos de desarrollo locales deben jugar un papel determinante las organizaciones de mujeres rurales para poder llegar as� a tener "un milenio sin hambre", como reza el lema de este a�o, del otro d�a mundial, el de la Alimentaci�n.
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