Las aperturas comerciales promovidas por el neoliberalismo parecen haber comenzado a devastar las economías de muchos países. Estados Unidos parece ser el principal ejemplo. El inestable mercado del petróleo ha incidido de forma negativa en los precios de los bienes de consumo básico y han acelerado inéditos niveles de inflación.
Si bien es cierto, en Panamá existe la Autoridad de Protección al Consumidor y Defensa de la Competencia, que pretende establecer equilibrios en las relaciones comerciales, también lo es que parece no haber dado los resultados esperados. No se trata solo de proteger al consumidor de los desmanes y abusos de los comerciantes, sino de regular el costo de aquellos artículos de primera necesidad, sobre todo los incluidos en la Canasta Básica de Alimentos.
Respecto a este tema, el ex mandatario y candidato a la presidencia de la República, Guillermo Endara, ha propuesto la reinstauración de la oficina de Regulación de Precios, para poder hacer frente a los niveles de inflación que amenazan con disminuir cada vez más la capacidad adquisitiva de la población.
Endara apuesta por regular el mercado para mantenerlo accesible a los consumidores, sobre todo en momentos de crisis como los que vivimos, en que hasta Estados Unidos requiere con urgencia, por primera vez en su historia, la intervención del gobierno para contener el vertiginoso desmoronamiento de sus instituciones.
Creemos que con algunos ajustes, una dependencia de este tipo podría funcionar en Panamá. No debe ser tan solo defender la libre competencia y estimular el intercambio comercial, sino también diseñar una estrategia que permita al gobierno intervenir cuando la situación corra el riesgo de salirse de control.
En ese sentido, los sectores alimentarios representan un asunto de seguridad nacional y deberían ser revisados de forma periódica para evitar especulaciones que atenten contra la capacidad adquisitiva de los consumidores.