EDITORIAL
Romper el silencio
H�ctor Gallego fue un sacerdote que entreg� su vida por los campesinos de Santa Fe de Veraguas, por eso la noticia sobre la posible ubicaci�n de sus restos ha impactado a la comunidad paname�a. La desaparici�n del cura colombiano fue un crimen de la Guardia Nacional. Sus miembros establecieron un c�digo de silencio en torno al caso, pero hoy 28 a�os despu�s se ha roto parcialmente. Los militares deben decir toda la verdad sobre lo sucedido con Gallego, desde su arresto el 9 de junio de 1971 hasta la forma como lo desaparecieron, s�lo as� podr�n optar por la clemencia que se le pueda otorgar por tan abominable crimen. La jerarqu�a cat�lica ha sido clara: no les anima la venganza, sino conocer la verdad, para darle cristiana sepultura a un hombre de Dios, que toda su obra se la dedicaba a hombres humildes de las monta�as de Veraguas. El tiempo no ha borrado las huellas de Gallego. La semilla que sembr� con la "Cooperativa Esperanza del Campesino" ha dado frutos; es una muestra fehaciente de las proyecciones de un sacerdote rural progresista y no un cura comunista, como lo tildaron los terratenientes que lo adversaron. Tarde o temprano se sabr� toda la verdad. Los militares condenados deben divulgar lo que saben, ya termin� la hora de los secretos; y los castrenses que escaparon al banquillo de los acusados, tambi�n deben imitarlos. S�lo as� podr�n estar en paz con su conciencia y con Dios, que al fin y al cabo es m�s importante que el remordimiento eterno.
PUNTO CRITICO |
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