"�Cuántos metros tiene el cerro?" le preguntó Lucy Molinar, de TVN a Atenógenes Rodríguez, de MEDCOM, quien al parecer tenía todas las respuestas exactas del Cerro Paraíso, donde horas después explotarían kilos de explosivos. �lvaro Alvarado también los acompañaba en la cadena nacional en la que se unieron los noticieros matutinos.
Así empezó la mañana en las Esclusas de Miraflores, los presentadores de televisión lucían regios, hasta llevaban saco, que horas después debieron abandonar, primero el sol les consumía el cuerpo, luego la lluvia hizo de las suyas. Si estuviera un viejo presente diría "se van a virar".
Desde las siete de la mañana, empezó a llegar la gente.
En la Plaza 5 de Mayo, las filas eran interminables, bus que llegaba... bus que se llenaba. Una gran cantidad de personas querían ver cómo una pequeña parte del cerro se derrumbaba.
A las 8 1/2 de la mañana ya el tranque empezaba a cansar a los asistentes, que venían en buses de Veracruz, Santa Librada y hasta chivas de Las Tablas. A las 9:00 a.m., ya se habían perdido como cuatro niños. En el lugar no cabía ni el clásico alfiler y seguía llegando gente.
ENTRE SOL Y AGUA
El astro rey se lució, el calor era sorprendente y las personas empezaban a maldecir el día, sin pensar que lo que les esperaba era peor. Por suerte, el Gobierno regaló a unas cuantas personas una bolsa con gorra, paraguas, suéter, los cuales no dudaron en utilizar.
En los puestos VIP, ver los paraguas de los 30 años del Tratado Torrijos Carter era como parte de un uniforme, todos los tenían abiertos a la vez.
Viene Martín gritó uno, los aplausos y los gritos no faltaron para fallido intento. El lobo, como dice el cuento, no llegó.
No fue hasta las once de la mañana cuando dio inicio el evento, los presidentes llegaron vestidos con guayaberas blanquitas, como quien filmará un comercial de jabón. Sus pantalones de telas lucían finísimos, en lo poco que pudimos ver.
COPIA A MARC ANTHONY
El presidente Martín Torrijos copió parte del guión del tema de Marc Anthony "Valió la pena". La verdad, debió ser sentenciado, ya que llamó el aguacero. Mientras aseguraba que "valió la pena.." la llovizna se hacía más fuerte. Luego, justo cuando iba a apretar el botón para la explosión, paró un poco el agua.
Los blowers, maquillajes, y combinaciones recién compradas quedaron empapadas en agua, las personas no lo podían creer y algunos niños en su inocencia sólo disfrutaban de la que se bebe.
Una procesión en medio de un torrencial aguacero iniciaron los panameños que asistieron, muchos tuvieron que caminar por horas para poder abordar un bus, y del tranque ni hablar.
Primero hubo orgullo y amor de Patria, pero al retorno no faltaron las maldiciones.