Colombianos esperan que acuerdos sirvan
para disminuir violencia
Bogotá
AFP
El primer efecto del acuerdo
firmado por la segunda guerrilla colombiana y la sociedad civil debe ser
la disminución de una violencia que deja más de 30.000 muertos
anuales, miles de secuestros, centenares de matanzas de civiles, éxodos
forzados de campesinos y un récord de violaciones de derechos humanos,
dijeron analistas este jueves.
Al responder sobre posibles omisiones en el acuerdo suscrito la víspera
en Alemania entre el guevarista Ejército de Liberación Nacional
(ELN) y el Consejo Nacional de Paz, el presidente de la Asociación
Nacional de Industriales, Carlos Villegas, dijo gráficamente que
"el texto tiene algunos agujeros, pero muchos menos que los que tienen
nuestros muertos".
Un reciente informe de la comisión de Justicia y Paz, de religiosos
católicos, señala que en Colombia "conviven las más
despiadadas formas de genocidio, exterminio de disidentes y guerras contra
enemigos internos" que han convertido a la población civil en
el principal objetivo militar.
El más reciente informe policial, publicado en mayo, señala
que en 1997 se registraron 31.806, un 20% de ellos directamente relacionados
con el conflicto armado.
Sin embargo en las actuales condiciones de violencia en Colombia, es
difícil determinar cuándo un homicidio corresponde o no a
móviles políticos.
A la trágica estadística de muertes, hay que sumar más
de 1.700 secuestros, la mitad atribuidos a la guerrilla y el éxodo
forzado de un millón de campesinos que en la última década,
han debido huir de sus tierras ante la violencia, que además de la
guerrillas izquierdistas también protagonizan el Ejército
y los paramilitares.
Estos últimos, que en la reciente asamblea general de Naciones
Unidas sobre los derechos humanos en Ginebra (Suiza), en marzo, fueron responsabilizados
como los mayores responsables de la violaciones, aseguran en palabras de
su jefe, Carlos Castaño, que sólo "hacemos el trabajo
sucio que los militares dejan de hacer".
El hastío por esta violencia consuetudinaria, llevó a organizaciones
cívicas a promover un informal referendum paralelo a las elecciones
regionales de octubre pasado, que recogió más de 10 millones
de votos a favor de exigir al gobierno, insurgentes y paramilitares a negociar
para detener el baño de sangre.
Ese referendum comienza a rendir frutos, no sólo en el acuerdo
con el ELN, sino también con el realizado el pasado 16 entre el presidente
electo Andrés Pastrana y las marxistas Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia (FARC), la principal guerrilla, para iniciar diálogos
a partir de la toma de posesión del nuevo gobierno, en tres semanas.
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Un reciente informe de la comisión de Justicia y Paz, de religiosos
católicos, señala que en Colombia "conviven las más
despiadadas formas de genocidio, exterminio de disidentes y guerras contra
enemigos internos" que han convertido a la población civil en
el principal objetivo militar. |
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